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viernes, 13 de julio de 2007

COMPORTAMIENTO ANTE LOS TIPOS DE COMUNICACIÓN


odemos definir como COMPORTAMIENTO todo lo que se dice, se hace, se siente y se piensa . Pero hay unas diferencias en cuanto a éste, ya que unas veces podemos observarlo muy claramente, por ejemplo, cuando alguien me está contando la última película que vio, y otras no nos es fácilmente observable, por ejemplo, cuando alguien está en el mundo de sus sentimientos y está triste, compungido.


En nuestra experiencia hemos observado que más del 90% de los problemas que tiene el ser humano en su vida, tanto individual, social o de pareja, estriba en la comunicación, situación bastante incoherente ya que dicen que estamos en la era, precisamente de las comunicaciones. Cuando esto ocurre se plantean dificultades añadidas que requieren la ayuda de especialistas en terapia de pareja, ya que esa comunicación, ese tratar de decirle al otro lo que realmente uno quiere sin que hayan malos entendidos, es totalmente deficiente.


Aunque resulte para algunos totalmente obvio y muy elemental, hay una gran cantidad de personas que ni se plantean los elementos que se dan en una comunicación, a nivel básico. Existe un EMISOR que es el que envía el mensaje y un RECEPTOR, el que recibe dicho mensaje; pero no sólo están las personas protagonistas sino que la importancia también estriba en el CONTENIDO del mensaje (lo que se quiere decir) y la FORMA, punto éste de crucial importancia porque es la manera de expresarlo, el cómo se dice. Pasa con mucha frecuencia que el receptor interpreta el mensaje de manera equivocada, ya sea por la forma de comunicarlo, la forma en que a él le llega ese mensaje, o bien porque exista un error de interpretación. Podemos dar para estas situaciones y, por qué no, para entrar en la dinámica de siempre hacerlo de esta manera y conseguir que las personas entiendan lo que realmente queremos decir, unas indicaciones “bastante sencillas” pero que no suelen ponerse en práctica por múltiples variables.


Es importante, cuando actuemos como emisor, cuidar el contenido y la forma del mensaje para que no demos lugar a que se malinterprete; cuando actuemos como receptor, intentar no mostrarse demasiado suspicaz y no traducir lo que nos están diciendo, sino escuchar tan sólo lo que se emite. No obstante siempre podemos preguntar lo que no hayamos entendido sin olvidar el básico respeto entre ambas personas.


Los objetivos a primera vista tan simples y fáciles de poner en marcha suelen ser, a menudo, no tan sencillos de aplicar. Un ejercicio para subsanar estos errores podría ser el siguiente: cuando se vaya a dirigir a su cónyuge, a su pareja, intente imaginar cómo le hablaría si se tratara de alguien desconocido para usted, esto es, como si le acabaran de presentar a esa persona. Hacemos hincapié en este punto porque sabemos que el exceso de confianza entre los humanos hace descuidar bastantes elementos básicos de educación y cortesía.


Hasta aquí y de forma muy sencilla, como podéis observar, hemos tratado la comunicación verbal, pero en la no observable, en la comunicación NO VERBAL, hay conductas que destacan por su impacto en el estilo de comunicación y por su influencia en el mensaje: El contacto ocular es una de las más sutiles contraseñas del lenguaje no hablado. Puede inducirnos a sentir atención, vergüenza, rabia, odio, compasión, etc.; y eso que no estamos escuchando, en ocasiones, ni una sola palabra. Los mensajes que se emiten por medio del lenguaje no verbal son más del 70% de la información que nos llega, frente al 30% del lenguaje verbal. Se dice más con el cuerpo, con los gestos, en ocasiones, que con las palabras, por este motivo tenemos que ser muy observadores para detectar en nuestras sesiones las incoherencias entre ambos tipos de lenguaje, ya que, por ejemplo, la expresión facial, si la observamos, es importante que veamos que exista coherencia entre lo que se dice y lo que se manifiesta mediante los gestos. Si existe disonancia se generan malos entendidos.


Hemos mencionado antes también las formas y dentro de estas observamos que el tono y el timbre de nuestra voz también son moduladores de la expresión emocional. Pueden ayudar al entendimiento mutuo o, por el contrario, irritar, aburrir o sorprender, no en vano entra por nuestros sentidos, de forma consciente o inconsciente, todo tipo de visualizaciones que equilibran o desequilibran nuestra comunicación y la interpretación, si se nos da la oportunidad de subjetivar el mensaje, incluso a través de la gesticulación, la postura corporal, etc.



Con el fin de mejorar la comunicación y que esta llegue a ser fluida se debe:



1.Conocer y evaluar el estilo de comunicación y comportamiento verbal.


2.Conocer y analizar el estilo de comportamiento no verbal del compañero.


3.Saber lo que le agrada y le desagrada a la otra persona de nuestro comportamiento no verbal.


4.Intentar analizar nuestro estilo de comunicación e identificar las claves negativas implícitas en el mismo o, cuando menos, las distorsionantes.



Para que la comunicación cumpla su objetivo positivo y sea utilizada como verdadero vehículo de expresión acorde con nuestras necesidades, hay que tener en cuenta estos tres elementos:


-¿Qué se va a decir? (contenido)


-¿Por qué va a decirlo? (objetivo)


-¿Cómo va a decirlo? (forma)



Cuando estos tres elementos sean coherentes entre sí, nuestro discurso será correcto. Si por el contrario esto no es así, corremos el riesgo casi con toda seguridad, de ser malinterpretados o de no decir más que a medias lo que queremos.

miércoles, 11 de julio de 2007

AREAS DE CONFLICTO EN LA PAREJA


odos estamos convencidos de que la convivencia no es nada fácil y que muchas parejas y matrimonios llegan a un punto en el que se sienten insatisfechos, pero lo curioso del caso es que lo que más acumula malestar individual, desasosiego y ansiedad, hasta el extremo de poder llegar a una situación de no retorno, es, a veces, el no saber precisar exactamente el motivo real de esa insatisfacción.


Nuestra experiencia en Orientación Familiar nos ha enseñado que es del todo necesario (no se hacen ustedes una idea de hasta qué punto) saber identificar los problemas; tal vez, igual de importante es, para poder abordar las posibles soluciones, conocer el origen, dónde está el punto de ruptura en los desacuerdos que provocan que las situaciones que cotidianamente se viven en la pareja, comiencen a llenarse de conflictos no abordados (que luego se cronifican). Por lo tanto se hace necesario trabajar con la Orientación y la Terapia lo que podríamos llamar “áreas problemáticas”.


Creo que todos seríamos capaces, si pensamos y rememoramos nuestras experiencias, de confeccionar una lista de las áreas que se crean al decidirse a convivir en pareja o formar una familia, un hogar, con o sin hijos (aunque no hayan hijos en común no deja de ser un hogar y se puede ver afectado por las mismas áreas que un hogar con hijos)


Las áreas de conflicto que más aparecen, implícita o explícitamente, en las parejas que acuden a consulta, son las siguientes:


Filosofía de vida (diferentes escalas de valores)


Demostraciones de cariño, afecto.


Comunicación


Relaciones sexuales


Educación de los hijos.


Tiempo de ocio


Amistades


Relaciones con los respectivos sistemas familiares de origen de cada uno



Cada miembro de la pareja, como individuo, como ser independiente al otro, suele tener unas expectativas distintas de cada una de las áreas. Lo importante es la puesta en común de esas diferencias, la negociación y los acuerdos; el acercamiento de posturas para llegar a los puntos de unión más cercanos donde poder vivir de una manera sosegada, “tranquila” y feliz, con sueños y con el desarrollo cotidiano de las manifestaciones de cariño y amor que, en teoría, se expresan, ya que por este motivo decidieron unirse. El error, tal vez, se diera en un principio cuando no se planificó un proyecto de vida en común de forma reflexiva. Así que si los acontecimientos van afectando de forma negativa (y no se hablan) porque cada uno lo valora de distinta forma (distintas expectativas), se verán afectadas igualmente nuestras acciones y reacciones.


Algunos estilos educativos pueden resultar muy distorsionantes si tenemos en cuenta que la formación recibida contribuye decisivamente a formar las expectativas de cada uno, pudiendo interferir en un futuro en la manera que afrontamos la realidad e influyendo también en nuestro comportamiento


“Cada uno es de su padre y de su madre”. Esta es una frase que se dice mucho por aquí y significa que cada uno es distinto, es a su manera, es único y no como yo. Es él. Es ella.


En algunas sesiones nos hemos encontrado personas que su educación ha sido sobreprotectora y dependiente. Otros creen que han de ser bondadosos y sumisos y supeditar sus deseos por debajo de los del otro. También hay quienes desean manejar y orientar la relación en todas sus facetas, justificando su autoritarismo (aunque a veces no son conscientes de ello) basándose en que están convencidos de que su pareja es débil e incapaz de asumir determinados asuntos y responsabilidades. Todo esto son ideas erróneas, creencias que conducen los comportamientos a una mala situación emocional.


No puedo dejar de insistir en lo de las creencias irracionales que desvirtúan el pensamiento y las acciones que se desprenden de él. Uno mismo sobre sí o sobre la relación puede llegar a tener también ideas que no son nada positivas a la larga. Ideas como que uno debe ser el compañero ideal; o nunca puedo fallar a los deberes conyugales; o sería horrible decepcionar a mi pareja; o mis intereses y necesidades, porque la quiero, deben estar subordinados a los suyos.


Esto no es ajustarse a la realidad, ya que si observamos estos pensamientos llevan una sobrecarga de idealización y desorbitan la situación, generando una gran dependencia. Pero sí que hay ideas alternativas que podemos intentar introducir sustituyendo las anteriores (no es nada fácil, pero sí necesario) Ideas que te permitan ser humano con posibilidad de errar, de equivocarte y respetar y ser respetado:


Los deberes conyugales no deben estar por encima de todas mis necesidades y preocupaciones


Si mi pareja se siente decepcionada intentaré averiguar los motivos y dialogaremos acerca de qué es lo que podría cambiar en mi conducta y en mi actitud.


A la vez intentaré que conozca y comprenda mis intereses y necesidades principales


Debo intentar ser un buen compañero/a de mi pareja, respetando su manera de ser y analizando las actitudes que puedan desencadenar interrupciones emocionales positivas en nuestra relación. Es mi responsabilidad. Es nuestra responsabilidad.



Nuestro pensamiento es el que nos ayuda, el que nos hace tomar buenas o malas decisiones. No es bueno iniciar nuestras ideas, nuestros diálogos internos para prepararnos con algo parecido a: “si realmente me quiere ha de adivinar lo que quiero y necesito”; “si no se da cuenta de lo que me ocurre es que no le importo en absoluto.”


Estos autoargumentos implican errores. Por ejemplo, la segunda frase: “si no se da cuenta de lo que me ocurre...”; este pensamiento nos suele llevar a situaciones extremas. No hay posibilidad de tonalidades de grises, o sea, es blanco o negro. Todo o nada. Tal vez la solución pasaría por explicar lo que ocurre sin llegar a entrar en el juego de tener que adivinar determinadas cuestiones. Luchar con sentido común por la relación no implica la destrucción de alguno de los miembros de la pareja.


¡Vamos!, ahora os toca a vosotros reflexionar sobre estos aspectos. Lo mismo os sentís identificados en algo de lo que aquí se expone. Nada es para sentirse culpable, sino para ver qué nos puede tocar y qué no. En una ruptura casi siempre hay dos responsables aunque, también a veces, uno de ellos no acepta, no admite su responsabilidad. Intentadlo y acudid, si no podéis solos, a terapia o a Orientación para que os ayuden a abrir la mente y a haceros reflejar en vosotros mismos esas ideas, que si las verbalizais y con perspectiva suficiente, es posible que alguien se dé cuenta que le merece la pena conservar la pareja, si nace y se mantiene en el Amor reflexivo.

lunes, 9 de julio de 2007

CUANDO EL PENSAMIENTO SE DISTORSIONA


ace algún tiempo comencé a estudiar y a investigar sobre la conveniencia de aplicar algunos puntos de la Terapia Racional Emotiva a nuestros clientes, pero antes debía, a pesar de que está demostrada su eficacia y eficiencia, aplicarla a mis propios eventos vitales, a mis propias situaciones. Mencionaremos dos autores, Ellis y Beck, que me ayudaron a entender que los acontecimientos, las situaciones en mi vida no son directamente las que provocan mis dificultades emocionales o mis trastornos de comportamiento, sino que dependiendo de cuál sea mi diálogo interno, lo que mi pensamiento me dice para “mis adentros”, así será el resultado de las consecuencias y mi comportamiento emocional. En definitiva, según piense y crea que ese acontecimiento me puede, me podrá o no según la creencia que yo tenga sobre él.


Hay un ejemplo claro que quiero exponeros: una persona dice estar deprimida, machacada, encontrarse en un profundo agujero, apática, con un dolor que se le retuerce el corazón, porque su pareja le ha dejado. Estas sensaciones es cierto que se sienten. Te destrozan, pero los acontecimientos no se pueden cambiar porque no se puede obligar a nadie a estar con quien no quiere, aunque como digo, la sensación de abandono ahoga por los pensamientos que suscita ese acontecimiento; el autodialogo va cargado de “Mi vida no tiene sentido sin ella”; “No podré seguir viviendo sin ella.”; “Esto no debería haber ocurrido…”; “Si pudiera dar marcha atrás…”


Lo importante aquí es, sin tratar de modificar el acontecimiento externo porque no depende de nosotros, cambiar los pensamientos irracionales (de esto algunas personas saben mucho y no se dan cuenta que los tienen), esos que duelen y dificultan la normalidad, el equilibrio real de tu vida: aprender a modificarlos hacia formas más racionales para poder salir y asimilar esta experiencia.


Queda claro, pues, que son nuestros pensamientos y nuestras creencias subjetivas las que nos hacen sentir de una manera o de otra. Por lo tanto es necesario entender que muchos de los trastornos de nuestro comportamiento y de nuestra mente provienen a menudo de modos inadecuados, erróneos, de pensar. Es bajo los efectos de estas ideas irracionales cuando mi pensamiento, el tuyo, se distorsionan. Esta distorsión cognitiva deriva a su vez de las creencias personales o significados subjetivos aprendidos en las etapas del desarrollo como persona y, generalmente, suelen activarse, actuar, de forma inconsciente, sin que tú te percates de los que estás haciendo contigo por dentro.


El significado de estos pensamientos o esquemas cognitivos (supuestos personales), son la forma en que la persona da su significado a su experiencia pasada, presente y futura. Tal vez todo te vaya bien en principio porque estos supuestos personales se encuentran inactivos en tu memoria, pero cuando acontece un suceso desencadenante en tu vida personal, “se activan o despiertan” y comienzan a hacerte ejecutar decisiones o tomar partido por cosas basadas en esos errores de planteamiento, que lógicamente, van entrelazados con unos determinados estados emocionales casi siempre inadecuados.


“ Las distorsiones cognitivas se expresan a través de las cogniciones de las personas (pensamientos e imágenes) que aparecen en situaciones donde hay una intensa alteración emocional (ansiedad, rabia, depresión) y trastornos de la conducta (conducta de escape- ahí te quedas-, o problemas de relación de pareja). A esas cogniciones se les denomina con el nombre de Pensamiento Automático.” (Beck)



Veamos un ejemplo que puede ilustrar todo esto: “Una chica en un bar espera a su pareja y ha pasado más de media hora y aún no llega. A su mente acuden pensamientos como: "Si me quisiera de verdad no me haría esto...estúpido…se va a enterar..." Como veis su pensamiento irracional empieza a irritarla y a prepararse para el enfado, que desde luego, ella sola, en principio, se lo está provocando.


Creo que claramente se ve que a través del autodiálogo, de la idea irracional, se está creando un pensamiento automático que va a provocar su distorsión tanto de pensamiento como de su posterior conducta o comportamiento (rabia, ira, enfado)


”Lo he dejado todo por ti…”; “Me has hecho abandonar lo que más quería para estar contigo…” No dejan de ser distorsiones de pensamiento que se suelen dar en personas inseguras y con un alto y muy marcado índice de personalidad distorsionada ante la realidad. Pensamientos irracionales, en definitiva que no son trabajados de la forma adecuada para su posible cambio. Estas situaciones te forman “versiones” subjetivas de las cosas que nos ocurren que suelen ser en ocasiones bastante erróneas, en el sentido de dar una falsa imagen o interpretación de los acontecimientos y los hechos, por lo que podemos decir que están basadas en las mencionadas distorsiones cognitivas.


La terapia puede ayudar, si tienes la voluntad de pedir ayuda, y lo que se pretende es que estas distorsiones sean sustituidas por pensamientos racionales que aporten una forma distinta de reflexionar y analizar los problemas que tenemos, para intentar obtener estados anímicos de mayor calma y sosiego, con el objetivo de adaptarnos con pensamientos distintos ante los acontecimientos y poder analizarlos para intentar resolverlos.


Es interesante saber que los pensamientos automáticos, esos que pueden hacernos tomar decisiones precipitadas y erróneas, son involuntarios. Están de manera automática en la mente y no son reflexivos ni productos de análisis o razonamientos. Muy al contrario, son reacciones espontaneas ante determinadas situaciones donde aparecen fuertes sentimientos. Aún así, podemos, si queremos, y es relativamente fácil contar con la ayuda si hemos observado que no vamos en nuestra vida como realmente queremos. ¿Qué te cuesta intentarlo? Hazlo por ti. Precisamente uno de los primeros pensamientos que personalmente estimo más irracionales es pensar que no necesitas nada y que eres autosuficiente para salir del bache emocional en el que estás. Si de verdad, en tu intimidad, a solas contigo, autodialogas de forma sincera, intentando evitar todo lo que te atormenta, evitarás mentirte porque es lo peor que puedes hacer. Aprender que hay otras visiones ante el mismo acontecimiento puede ser un buen principio. ¿Escapas de la gente, de mí? Realmente estás ocultándote de ti. Cuídate.

viernes, 6 de julio de 2007

EXPERIENCIAS DE OBSERVACIÓN DE UN ORIENTADOR FAMILIAR (sobre la expresión acerca de la vida de algunos clientes que han pasado por nuestros Centros)


s complicado hacer un compendio de las visiones pragmáticas que tienen de la vida los usuarios/clientes que hemos visto en sesiones clínicas. Lo que para unos es práctico, para otros es el desequilibrio total en su vida; lo que a unos les vale para establecer su equilibrio emocional a otros los desestabiliza hasta tal punto que huyen corriendo sin una aparente razón para el que está enfrente. A veces nos encontramos en primera instancia, que nada, aparentemente, tiene una explicación lógica. Pero, ¿para quién?, ¿quién está pidiendo la explicación lógica, el por qué de ese modo de actuar?



Precisamente es el que no está tomando esa decisión el que está extrañado de los acontecimientos. No entiende. No ve los motivos. Y la razón es clara: no son sus motivos, ni sus razones, ni sus visiones, ni sus pensamientos, parezcan las decisiones lo más disparatadas desde el punto de vista del observador que se ve totalmente desarmado ante el abandono, el desplante, el grito, el enfado...



También es cierto que no siempre se actúa con inteligencia y se toman decisiones totalmente precipitadas llevadas por emociones impulsivas, irracionales, que emanan de ideas igualmente irracionales que no hay quien las entienda porque realmente no se pueden entender.



Hemos visto personas que “han logrado” tener la “libertad anhelada” sin pensar que iban hacia lo que les gustaba o hacia quien les gustaba, dejando de lado a quien les amaba...No saben, no pueden ser conscientes en este momento de su decisión, pero tras agotar la “perfección” de su deseo se dan cuenta de que lo que les gustaba y la razón de su “sentirse libres” no es más que una cárcel que las esclaviza, dándose cuenta a posteriori que lo que les gustaba se va y el que la amaba, las cosas que se empezaban a realizar como sueños y les asustaba en principio, es lo que va a seguir estando hasta el fin de los días, porque es real y no ficticio. No nos era raro ver que las personas se esconden para no afrontar los problemas que merece la pena afrontar para ver su solución, en una “libertad” nada duradera y totalmente ficticia, aunque si realmente es lo que quieren nadie lo puede evitar.



La teoría incide en hacer actuar a las personas nada analíticas porque si realmente pasaran a la práctica de ese pragmatismo de vida se darían cuenta que están actuando justo al revés de lo que realmente dicen que piensan. Un caso muy reciente, una persona dada mucho a la espiritualidad, a la creación del ser con el Universo, a ser uno con los demás, a buscar la libertad del ser...Sin embargo actúa con la esclavitud mental de hacer mucho dinero, de mercantilizar su vida y no tener reparo de abandonarlo todo para convertirse en...,creo que no es cuestión de especificar calificativos, ponedlos vosotros.



Si alguna vez obtienen los resultados deseados, aunque lo parezca, y logren “convencer a las personas que se le pegan por conveniencia”, pienso que no saben lo que realmente quieren; su vida es un intentar y no conseguir porque no tienen unas metas reales y esta brutal vida las va zarandeando de un sitio a otro. Son duras, resistentes, pero suelen somatizar infinidad de situaciones que las envuelve en un descontento interior que se niegan a exteriorizar. Si se sienten víctimas de la vida, vivirán como víctimas de la vida. Se esconden en una actividad frenética para no tener que pensar serenamente en el futuro de su propia vida; quieren tranquilidad y son incapaces de ofrecerla ni de vivirla. Tienen miedo y necesitan ayuda que también se niegan porque se creen autosuficientes (y ese es su verdadero deseo) pero no lo logran porque dependen, si se analiza, de muchísimas personas, en vez de hacerlo de ellos mismos, idea ésta que suelen preconizar verbalmente pero nunca con el ejemplo. Suelen rechazar a los iguales, a los que le “oponen algún tipo de resistencia” para lograr un cambio; se encuentran mejor en el grupo del que se suelen erigir en líderes para organizar todo, pero en la realidad dejan de ser líderes de su propia vida, aunque creen a ciencia cierta que lo que están viviendo es lo que realmente quieren vivir.



Podemos observar un desasosiego interior que las agota mentalmente y las inhabilita para poder poner en marcha sus propias soluciones, hecho éste que les hace, como decía antes, a estas personas, esconderse en una actividad frenética con la sensación de hacer muchas cosas para sentirse vivas; olvidan, aunque es el mensaje teórico que dan, que el sentirse vivo es más sencillo que todo eso y que ha de ir desde su interior hacia fuera, no desde las cosas de fuera hacia el interior. Les asusta pensar y enfrentarse a las crisis de cambio. Suelen buscar las soluciones en las estrellas, en el cielo, mirando hacia arriba, cuando la realidad es mucho más sencilla que todo eso. Se suele tener la solución mirando delante de uno y a muy corta distancia, pero ahí es donde no se suele mirar.



Es una verdadera pena que este tipo de personas, por otra parte, totalmente respetable su elección de la forma de vivir, pues es lo que ellas eligen y no podemos ir de salvadores (no se puede ayudar a quien no quiere), no intenten pedir ayuda profesional y cuando lo hacen es tanto lo que hay que “sanar” que se eternizan las sesiones de Orientación y Terapia, siendo también difícil el comienzo porque el rechazo al cambio es pertinaz. Son incapaces de pensar que si hasta ahora la vida no les había ido bien por lo que estaban realizando, ¿por qué no cambiar y serenarse viviendo en “su tranquilidad personal”? Los otros son los responsables de que esto les vaya de esta manera por que son incapaces de autoanalizarse con honestidad, eficacia y recurrir a toda la energía interior que poseen, que es malgastada en otros menesteres o “vampirizada”, permítanme la expresión, por otros que necesitan de su energía.



Creo conveniente terminar con un párrafo de Baltasar Gracián, de su libro “El arte de la Prudencia”: “ Moderar la imaginación es el todo para la felicidad. Unas veces hay que refrenarla y otras ayudarla: el buen sentido la ajusta. A veces se convierte en tirana: no se contenta sólo con especular, sino que actúa y se hace dueña de la vida, haciéndola gustosa o pesada, según su capricho, creando descontentos o satisfechos de sí mismos. A unos, como verdugo casero de los necios, les presenta penas continuamente; a otros les propone felicidad y aventuras con vana presunción. Todo esto puede la imaginación si no la refrenan la prudencia y el buen sentido...Es una gran lección de la vida el saber negar, pero lo es mayor el negarse uno mismo, tanto en los negocios como en el trato personal. Hay ocupaciones extrañas que son polillas del tiempo precioso. Peor es ocuparse de lo inútil que no hacer nada. Para ser prudente no basta no ser entrometido: hay que procurar que no te entrometan. No se puede ser tan de los otros que uno no sea de sí mismo. Incluso de los amigos no se debe abusar, ni querer más de ellos que lo que den. La demasía es vicio, y mucho más en el trato. Con esta moderación prudente se conserva mejor la estima y el agrado de todos, porque no se desgasta la preciosísima dignidad. Se debe mantener la libertad en la apasionada inclinación por lo selecto y no pecar nunca contra el buen gusto.”



Creo que aquí tenéis otro artículo para que podáis reflexionar. Hasta de estas ideas se podría hacer una tesina importante.




JUAN JOSÉ LÓPEZ NICOLÁS. Orientador Familiar

jueves, 5 de julio de 2007

ARTICULO SOBRE ORIENTACION FAMILIAR

SOY HOMBRE: YO NO SOY EL PROBLEMA




esde hace unos seis años, mi equipo y yo, estamos tratando casos de Orientación y Terapia familiar derivados por las Unidades de Trabajo Social del Ayuntamiento de Molina de Segura (Murcia), altamente comprometido y sensibilizado con el tratamiento del bienestar de la pareja y la familia. En todo este tiempo nos ha sido difícil encontrar un número alto de hombres que reconocieran que formaban parte del problema que se suscitaba en la pareja, en la familia.


Las estadísticas están muy claras: de las personas atendidas sobre un 20% son hombres y un 80 % mujeres. Ellas son más capaces de utilizar el hemisferio derecho del cerebro y nosotros (afortunadamente, no todos) más el hemisferio izquierdo. Ellas se permiten ser más niñas, más emocionales, más profundamente sentimentales, sin que esto signifique una merma en su igualdad en la diversidad. Somos distintos y tremendamente “más iguales” de lo que nos imaginamos y tal vez sea la educación machista la que ha hecho mucho daño en la forma de expresar las emociones y los sentimientos.


Sin embargo, como digo, aunque pocos son, hemos tenido la suerte (más bien es la suya) de encontrarnos con hombres que han decidido pedir ayuda junto a sus parejas o solos dejando atrás eso de “yo soy el hombre, no soy el problema; ni los tengo ni los causo. Es ella, que es como es.”


Esta actitud, este pensamiento claramente educacional, es contrario al sentido común y práctico de las relaciones humanas.


Voy a comentaros en este artículo lo que hemos oído, lo que nos han contado los hombres a lo largo de nuestras sesiones y en diferentes estadios de las mismas. Para simplificar, todo este compendio de sensaciones voy a ponerlas en la boca, en la mente, de un solo protagonista, de un solo hombre, al que llamaremos JUAN. A veces os podrá parecer en sus expresiones un profesional de la Psicología, otras, una persona atormentada sin una sensación de saber lo que quiere expresar (ambos extremos han recibido tratamiento), pero lo que interesa exponeros es desde el momento en el que hemos logrado que se “abran” y son capaces, “casi solos”, de ir describiéndote sus estados de ánimo antes y después de nuestro concurso, antes y después de ser conscientes de la necesidad de efectuar el CAMBIO que no creían que necesitaban (cambio 2).


Espero y deseo que os sirva tanto a profesionales de la Orientación Familiar como a profanos en la materia, pero actores y dueños, al fin y al cabo, cada uno de su vida y de su modo de vivirla.


Allá vamos:



“Sí, ahora creo que va siendo el momento adecuado para poder decirte aquello de lo que tantas veces me he arrepentido y es en este momento cuando voy sintiendo que en mi interior se va alojando un cambio, que aún no entiendo, pero está teniendo lugar.



Podía leer y releer libros de autoayuda; salir de mí mismo para identificar mis problemas, pero todo seguía igual. Por mucho que quisiera convencerme del camino que necesitaba para ser feliz, no lograba encontrar mi sitio, o el de los demás. ¿Dónde estaba yo y dónde los otros, los demás; aquellos a los que quería pero sólo conseguía distanciar de mi lado?



Mi pensamiento era un continuo bullir de ideas que no lograba quitarme de encima. Mi propia mente, mi amiga, mi mejor aliada, era el monstruo que se erguía entre la sensatez que podía dar a mi vida la relativa felicidad y esa otra parte de mí que no enfocaba adecuadamente ni mis ideas ni mis pensamientos. En definitiva era un yo que me hacía recordar a R. L. Stevenson y su Dr. Jekill y Mr. Hyde. Necesitaba salir de mi laberinto individual para obtener el gran premio de la convivencia descontaminada con los otros. Lo que tú llamas, creo, esa palabra tan rara que alguna vez me has dicho: homeostasis. Pero yo mismo me enredaba en mi propia red de emociones sin lograr desentrañar el punto de ruptura que necesitaba para que la noche y la niebla se disiparan en mi vida.


No contaba con que los problemas desaparecieran, sino con que mi actitud, mis recursos, mi “caja de herramientas”, tuviera las necesarias y mi consciente lograra coger la adecuada para reparar “las roturas” que se me presentaran durante mis diferentes ciclos vitales. Ya no veía mi propio problema. Todo eran problemas y no conseguía comunicarme. Por mi boca salían pensamientos verbalizados de los que me arrepentía nada más oírmelos. Pero no podía parar; no lograba romper el círculo, ese lazo que me atenazaba y cuanto más me movía más se apretaba por sí solo ( o por lo menos eso creía yo) Me encontraba mal y ni me quería ni quería, o por lo menos, no era capaz de demostrar cuánto amaba a mi pareja, a los que me rodeaban.



Tenía todos los ingredientes para ser feliz y no lo era. Estaba perdido, sin norte y a merced de lo puramente instintivo, de mis reacciones más primitivas... ¡Y creía que pensaba! Acudía a mi bagaje mental, a mis conocimientos, a mi experiencia de vida y nada me servía. Sólo podía cambiar si desechaba lo aprendido y lograba verme y ver los sucesos, mis propios sucesos, desde fuera, como espectador, sin juzgar. “Simplemente” observarme y ver con formas distintas un yo mismo desde fuera de mí. Debía salir del círculo vicioso con planteamientos nuevos. Dejar mi mente para que mi mente me dejara.


Cuando duele el alma se anestesia la razón y solo se ve ese túnel en el que uno se encuentra y que además parece que coinciden todos los problemas en él, afectando a uno de manera que mire a donde mire, no ve salidas. La razón y la ayuda externa son los únicos aliados para encontrar de nuevo el rumbo adecuado que te sitúe en el punto de equilibrio personal que todo ser viviente necesita (y anhela). Es ahora cuando voy conociendo un remedio para que los problemas, las discusiones, los enfados, las crisis, no tengan necesariamente que proyectarse en el otro, en mi pareja, en mis hijos. Sí, voy conociendo, pero hay que ver lo que cuesta, que la problemática propia se transfiere a la persona con la que estás, generalmente, a la que amas mucho y sin embargo se le “agrede” y culpabiliza de nuestros propios miedos, frustraciones y/o incapacidades para el autocambio.



Creo que es común pensar (ya no sé a veces lo que creo, me haces dudar mucho) que uno hace las cosas bien, las piensa y actúa correctamente, pero la incapacidad de nuestro verdadero deseo (ver conseguidos nuestros objetivos a medio-largo plazo) nos hace sacar de nuestro interior una fuerza negativa y por no ser capaces de autocriticarnos y autoculpabilizarnos ( perdóna, autorresponsabilizarnos) huimos de esa responsabilidad y atacamos: “¡anda que tú! Siempre estás con lo mismo, mírate tú y déjame a mí”




Tú, tú, tú; el eterno soniquete que predispone las situaciones más simples y carentes de verdadera importancia hasta convertirlas en discusiones serias; en verdaderas batallas campales en las que los daños directos y colaterales van deteriorando hasta la más profunda y bella relación.


Mi mente, mi ser, mi yo. Estos han de ser los principales protagonistas del verdadero cambio. El cambio verdadero y fructífero es desde dentro hacia fuera (¡qué equivocado estaba antes de darme cuenta de esto!) y no al revés, como comúnmente se cree, por lo que si elegimos la mala opción (no se tiene a veces la capacidad para verlo), desde fuera hacia dentro, lamentaremos toda la vida el querer cambiar al otro, al resto del mundo. No vemos que es más conveniente, y el verdadero reto, cambiar las propias actitudes. Si me es complicado retocar mi interior sería obvio pensar que más difícil es remodelar a la fuerza la forma de ser de otra persona distinta a mí. Y sin embargo luchamos hasta la extenuación y nos empeñamos en no trabajarnos (es un proceso y una elaboración) y conocer nuestras carencias, empecinándonos en que es el otro el que hace que yo no vea las cosas como quiero.

¡Qué difícil es autoculparnos y responsabilizarnos de nuestros propios actos!



Vivir debería ser el acto bello que todos queremos. Vivir es sentir que somos el ser que nuestra propia libertad responsable nos hacer ver, sin contar con que la propia vida es dura y más se hace si las riendas de nuestro propio existir están en manos de otro que no sea yo mismo. Siendo esto así, esta responsabilidad propia ha de llevarnos a vivirnos como los autores y actores de lo que hacemos, sentimos y pensamos, con la premisa importante e ineludible de aquel dicho griego: Gnoszi seauton (Conócete a ti mismo)



Ahora es cuando puede ser que empiece a sentir cosas que antes ni me las planteaba. Ahora es cuando vivo. Lo vivido es un bagaje que me forma pero no me construye totalmente. Mi sitio es mi ahora y lo pasado son vidas, momentos conscientes o inconscientes que intentan crear un yo presente distinto al que realmente debo ser. Si quiero ser con futuro preciso construir un ahora profundo, cambiando los errores en experiencias de mi conciencia que me hacen sentir cada momento del día con el objetivo prioritario de convertirme en buena persona. Pero no me pises porque soy un yo renovado por mi conciencia del pasado que reaccionará de forma asertiva ante cualquier hecho que me remolque a verme en situaciones pasadas.



Mis recursos de antaño no me sirven. He de llenarme de nuevas estrategias para afrontar situaciones distintas que me son nuevas y por lo tanto debo aprender a enfrentarme a ellas. He de hacerlo porque el mero conocimiento de los problemas (que es un paso importante y principal) no supone la solución de los mismos; si no me pongo en marcha, actúo, interiorizo y dejo de moverme en el maldito mundo de las ideas inmóviles, no avanzaré en mi primera P (Persona, Pareja, Padre)



Sí, ahora estoy aprendiendo que para ser en ti, en los demás, tengo la necesidad imperiosa de ser completamente en mí. Amarme para poder amar, comprenderme para comprender, aceptarme para aceptar y respetarme para poder respetar.



Cada vez que me pones enfrente del papel a escribir, es como si tuviera que analizarme y de hecho estoy sacando cosas de mí que jamás creí que pudiera sacar, ¡y eso que soy un hombre!”




JUAN JOSE LOPEZ NICOLAS. Orientador Familiar


Asociación Convivencia Familiar.

miércoles, 4 de julio de 2007

CUESTIONARIO DE FUNCIONAMIENTO FAMILIAR


n un artículo anterior (¿qué ha de observar en la familia el Orientador Familiar?), os hacía referencia a un sencillo cuestionario que nos puede dar algunas pistas para centrar la problemática dentro del sistema familiar: el FF-SIL, cuestionario de funcionamiento familiar, con sólo 14 items.( Referenciados sus autores en artículos anteriores y autora principal Isabel Louro)


Antes, creo necesario aclarar que nosotros, los Orientadores Familiares, no somos psicólogos, algunos, y por tanto no podemos pasar tests ni baremarlos, aunque en mi caso, al tener un equipo multidisciplinar que está integrado también por Licenciados en Psicología expertos en familia, ese problema no lo tengo, pero en caso de no disponer de un psicólogo clínico, podemos acudir a recursos, cuestionarios adecuados para que nos puedan facilitar el inicio de las sesiones y saber, tener algún dato, para iniciar la Orientación en los aspectos en los que, en principio, la familia presente alguna disfuncionalidad y sobre todo en qué área. Paso directamente a ofreceros este sencillo cuestionario y la forma de valorarlo para conseguir inicialmente el hilo conductor del posible tratamiento de ese sistema familiar disfuncional.



CUESTIONARIO DE FUNCIONAMIENTO FAMILIAR (FF-SIL)


A continuación les presentamos una serie de situaciones que pueden ocurrir o no en su familia. Necesitamos que Ud. Clasifique, PUNTÚE su respuesta según la frecuencia en que ocurre la situación.


Casi nunca (1).

Pocas veces (2)

A veces (3).

Muchas veces (4).

Casi siempre (5)




1.Se toman decisiones entre todos para cosas importantes de la familia. ______


2.En mi casa predomina la armonía. _______


3.En mi familia cada uno cumple sus responsabilidades. ______


4.Las manifestaciones de cariño forman parte de nuestra vida cotidiana. ____


5.Nos expresamos sin insinuaciones, de forma clara y directa. ______


6.Podemos aceptar los defectos de los demás y sobrellevarlos. ______


7.Tomamos en consideración las experiencias de otras familias ante situaciones dificiles. _______


8.Cuando alguien de la familia tiene un problema los demás ayudan. ______


9.Se distribuyen las tareas de forma que nadie esté sobrecargado. ______


10.Las costumbres familiares pueden modificarse ante determinadas situaciones.______


11.Podemos conversar diversos temas sin temor.______


12.Ante una situación familiar difícil somos capaces de buscar ayuda en otras personas.______


13.Los intereses y necesidades de cada cual son respetados por el núcleo familiar._______


14.Nos demostramos el cariño que nos tenemos.______





PUNTUACIÓN TOTAL:__________








BAREMO


De 70 a 57 puntos. Familias funcional


De 56 a 43 puntos. Familia moderadamente funcional


De 42 a 28 puntos. Familia disfuncional


De 27 a 14 puntos. Familia severamente disfuncional



Número de pregunta y las Situaciones Variables que mide



1 y 8 ....... Cohesión


2 y 13 ...... Armonía


5 y 11 ...... Comunicación


7 y 12 ...... Permeabilidad


4 y 14 ...... Afectividad


3 y 9 ....... Roles


6 y 10 ...... Adaptabilidad





Cohesión: unión familiar física y emocional al enfrentar diferentes situaciones y en la toma de decisiones de las tareas cotidianas. Armonía: correspondencia entre los intereses y necesidades individuales con los de la familia en un equilibrio emocional positivo. Comunicación: los miembros de la familia son capaces de trasmitir sus experiencias de forma clara y directa. Permeabilidad: capacidad de la familia de brindar y recibir experiencias de otras familias e instituciones. Afectividad: capacidad de los miembros de la familia de vivenciar y demostrar sentimientos y emociones positivas unos a los otros. Roles: cada miembro de la familia cumple las responsabilidades y funciones negociadas por el núcleo familiar. Adaptabilidad: habilidad de la familia para cambiar de estructura de poder, relación de roles y reglas ante una situación que lo requiera




Lógicamente podéis adaptarlo a vuestras necesidades. En mi equipo se pasa el cuestionario a todas las personas atendidas y así podemos tener los datos de las distintas visiones que tiene cada elemento del sistema familiar sobre una misma cuestión. Os asombrareis de los resultados en ocasiones, ya que en familias en que la comunicación es casi nula, puede ser un buen instrumento para comenzar a confrontar las opiniones a través de la situación que podemos provocar. No podemos decir que tenga un valor diagnóstico claro y fijo, sino, como dije al principio, una base por la que empezar a coger el principio del hilo de los conflictos familiares, una base por la que empezar a trabajar con la familia.





JUAN JOSE LOPEZ NICOLAS. Orientador Familiar