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miércoles, 30 de abril de 2008

CARTA A UN MALTRATADOR




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Ha llegado a mí, a través de una persona muy, muy especial, esta carta a un maltratador. Deseo compartirla con vosotros porque me parece cruda, real y llena de tanto sentimiento y sensibilidad que me ha impresionado. El objetivo, como siempre, es concienciar de esta lacra que padece nuestra sociedad actual. Ha sido escrita por Fernando Orden Rueda de 2º de Bachillerato, de Ciencias de la Salud. IES Bioclimático, de Badajoz. II Premio del II Concurso Nacional 'Carta a un maltratador', convocado por la Asociación 'Juntos contra la violencia doméstica' y publicada en LA GACETA EXTREMEÑA DE LA EDUCACIÓN


Para ti, cabrón: Porque lo eres, porque la has humillado, porque la has menospreciado, porque la has golpeado, abofeteado, escupido, insultado... porque la has maltratado. ¿Por qué la maltratas? Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y exigiendo dinero para cosas innecesarias o que detestas: detergente, bayetas, verduras... Es entonces, en medio de una discusión cuando tú, con tu 'método de disciplina' intentas educarla, para que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre de ideas claras, respetable. ¿De qué se queja?

Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive, pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta, inferior, torpe... La acobardas, la empujas, le das patadas..., patadas que yo también sufría.


Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mamá estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara pálida, con ojeras. No había dormido en toda la noche, como otras muchas, por miedo a que llegaras, por pánico a que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor dirías) o darle una paliza con la que solías esconder la impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. Como tantas veces. Mamá temblaba. Yo también. Ocurría casi cada día, pero no nos acostumbrábamos. En ocasiones ella se había preguntado: ¿y si hoy se le va la mano y me mata? La pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque quería huir de allí, irnos los dos...Mas, desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.

Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta. Mamá dijo que no era el momento ni la situación, suplicó que te acostases, estarías cansado. Pero tu realidad era otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la empotraste contra la pared. Como siempre, al final ella terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mamá no, no lo permitas. De repente me oyó. ¡Esta vez sí que no!-dijo para adentro-, sujetó tus manos, te propinó un buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque ella jamás se había negado a nada.


Me puse contento antes de tiempo.

Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza: puñetazo por la boca y patada por la barriga una y otra vez...


Y sucedió.


Mamá empezó a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba contra sus paredes. Agarraba su útero con mis manitas tan pequeñas todavía porque quería vivir. Salía la sangre y yo me debilitaba. Me dolía todo y me dolía también el cuerpo de mamá. Creo que sufrí alguna rotura mientras ella caía desmayada en un charco de sangre.


Por ti nunca llegué a nacer. Nunca pude pronunciar la palabra mamá. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a mí.
Y ahora me dirijo a tí. Esta carta es para tí, cabrón: por ella, por la que debió ser mi madre y nunca tuvo un hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste el derecho a la vida.
Pero en el fondo, ¿sabes?, algo me alegra. Mamá se fue. Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunció y dejó que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa: nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un maltratador. Y como todos ellos, un hombre débil. Una alimaña. Un cabrón.

miércoles, 9 de abril de 2008

CARTA DE DIOS




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Es difícil decirte hasta qué punto te quiero y te perdono cada día.
Eres un ser humano, mi milagro. Mi milagro mejor porque eres fuerte pero puedes ser débil y aun valiente. Eres inteligente y, sin embargo, ciertos días te sientes tan vacío que ni te ves el alma en el espejo. Estás pleno de dones y talentos.
Te lo aseguro yo que soy tu Padre, te lo aseguro yo que soy tu amigo.
Siéntate un día a repasar la vida. Por peor que la sientas nunca será tan mala ya que aún estás allí para mirarla. Piensa en lo bueno, vamos, sin pudores. Reconoce tus puntos más brillantes, juega con ellos ahora en tu recuerdo.
Si das vuelta a la esquina de los sueños te encontrarás allí contigo mismo.
Mírate con afecto y, si es posible, descubre lo que has sido sonriendo, observa lo que eres sin reproches, planea qué serás con entusiasmo.
Y piensa que tan sólo con desearlo puedes cambiar tu vida para siempre.
Solo hacen falta ganas, muchas ganas.
Te di la voluntad, debes usarla.
Arranca con un paso el camino más largo que será menos largo al dar el paso.
No estás ciego, mis ojos son tu guía. Ni estás sordo pues me estás oyendo.
Ni estás paralizado porque a cada momento yo te siento más cerca y me conmueve.
Ni estás mudo, yo escucho tus lamentos que le hacen perder tiempo a tus acciones y yo escucho, también, tus oraciones que me llegan flotando entre la gloria.
No sé si entiendes lo que significas: mi mayor creación, mi gran milagro.
El dueño y el esclavo de tu historia.
No temas comenzar la vida nueva si esta no te conforma.
No te lamentes nunca, no te quejes, no te dejes caer, no te atormentes, no aceptes el fracaso pues no existe, no maldigas, no busques más culpables, no te culpes tampoco, no te hieras, no te rindas jamás, no te deprimas.
Más que nada, no temas. Nunca temas. ¿Cómo puedes temer si te acompaño?
Tienes muchos poderes que no usas y muchos que ni sabes que los tienes.
Te he dado lo mejor y te hice libre. Y te hice irremplazable. No hay otro como tú en el universo; gente, persona, ser humano, hijo.
Eso que buscas tanto día a día, esa felicidad que te desvela, no se encuentra en los "qué" sino en los "quienes".
No vas a hallar en cosas la alegría sino en personas como tú, que esperan.
Yo ya cumplí mi parte, hoy es tu turno.
Te di el regalo de pensar, reírte; el de amar, elegir, emocionarte; el de determinar y hasta enojarte; el don de imaginar, crear, ser libre; y el de soñar, planear, cantar un poco; hablar y hasta sentirte un poco loco. Porque los cuerdos son muy peligrosos.
Te regalé rezar desde tu alma,decidir con tu mente tus acciones y tejer tu destino de esa forma. Casi te puse más allá que un ángel para tenerte cerca si me aceptas. Todo eso yo te di, pero ¿qué hiciste?
¿Qué has hecho de esas fuerzas que impresionan?
No importa, en realidad, voy a olvidarlo.
No es tiempo de reproches, nunca es tiempo.
Desde este mismo instante yo te pido que olvides tu pasado mansamente si es que en él hay espinas que te hieren. Vas a ser alguien nuevo y para eso vas a aprender ya mismo a perdonarte. Yo ya te perdoné y ahora es tu turno, tu turno una vez más; tienes mil turnos. Después junta el perdón que es más difícil y transfórmalo en fácil con hechos y palabras llevándolo en tus manos a los que te ofendieron.
"No es sencillo", dirás. Y, sin embargo, no dijiste tal cosa hace un instante cuando tú mismo fuiste perdonado.
Devuelve unas monedas de ese pago para estrenar tu estado de alguien nuevo.
Ya que vas a elegir, que esté bien hecho: Ama en lugar de odiar.
Ríe y no llores. Crea y jamás destruyas. Inventa los colores.
Persevera en lugar de renunciar. Alaba, no critiques.Cura y no hieras nunca.
Es hora de que des, sin pedir nada.
De actuar sin postergar más cosas. De crecer en lugar de consumirte. De bendecir en lugar de blasfemar. De vivir en lugar de morir. Y siente mi presencia en cada acto de tu vida flamante.
Crece un poquito más en optimismo. y goza del perdón y la esperanza. Debes abrir tu puerta a la sonrisa. Dejar atrás los miedos y las dudas. Borrar los sentimientos de derrota.
Yo estoy aquí, a tu lado, para siempre.
Me gusta que me llames, que me busques, que te acuerdes de mí, que no me olvides.
Yo, que he vivido en ti toda tu vida, hoy te estoy esperando para amarte.
Si has de venir para abrazarme un día, yo sé esperarte pero no te atrases.
Puedo esperar pero por ti te urjo. El tiempo es muy valioso, no lo insultes creyendo que hay de sobra y para siempre. Yo sigo junto a ti pues quiero darte la paz de una serena compañía, el abrazo especial que abriga el alma, la caricia que todo lo transforma.
Vuélvete otra vez niño, simple, puro, sé inocente, sé ingenuo y generoso.
Si es que ya no lo tienes, recupera rápidamente el don divino de asombrarte y ese de conmoverte y asustarte ante la maravilla de sentirte humano.
Porque tú, mi milagro, estás lleno a tu vez de otros milagros. Como poder oír, si lo deseas, ese sonido de tu propia risa, puedes conocer el amor, puedes saber que te prefiero sobre todo lo demás, puedes sentir una lágrima abriéndose paso en tu mejilla, puedes comprender el dolor, puedes ayudar y ayudarte.
No olvides nunca que te quiero ver feliz.
Eres mi milagro, con tus bolsillos llenos de milagros. Siémbralos en el mundo.
Arroja a mano llena las semillas de la misericordia, la piedad, la paz, la esperanza, el amor, la fe, el coraje, los sueños y las ganas de vivir como si todo fuera burbuja y cascabel. Ya sé que no lo es, pero precisamente por eso hay muchos que te necesitan para que les devuelvas ilusiones.
Y tú los necesitas a esos muchos. Vamos, no pierdas tiempo, mi milagro, vamos.
Usa ya tus poderes y regala tus dones. Yo estoy al lado tuyo en cada instante. Y lo único que pido a cambio de eso es, simplemente, nada. Ni siquiera que estés al lado mío, pues esa es tu elección y no tu carga. Vamos los dos. Nos espera la vida.
Dame la mano, yo te doy la mía.
Te lo voy a mostrar, ya que es difícil, es difícil decirte hasta qué punto te quiero y te perdono cada día.

fdo.: Dios.


Del libro: Líbranos del mal. Víctor Sueiro.

miércoles, 2 de abril de 2008

NUEVA ASOCIACION PROFESIONAL

Me es muy grato comunicar que el viernes, día 4 de abril, en ONDA RADIO, en el 107.2 de la FM, se va a presentar la Asociación de Terapeutas familiares, Mediadores y Expertos en Intervenciones Sistémicas de la Región de Murcia (ATFRM). Vamos a tener ante los micrófonos a su Presidenta, Ana Isabel Caparrós y a su Secretario, Gabriel González. Aprovecharemos su asistencia, como expertos, para indagar sobre la realidad de la familia en la actualidad y sus problemas en las interrelaciones más comunes.


Esta es una grata noticia porque comienza a cobrar sentido y peso la necesidad de prepararse en la especialidad de familia, célula primigenia de la sociedad, donde el ser humano vive, se socializa y aprende a ser y a convertirse en la Persona que necesita ser.