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miércoles, 17 de diciembre de 2008

EL PRINCIPIO 90/10

Mi hijo mayor, sabedor de qué principios e ideas sigo intentando proyectar en mi vida, me ha enviado un powerpoint cargado de una auténtica filosofía que emana del principio que intento comunicar: que los acontecimientos en sí mismos no son los que "amargan" nuestra existencia sino que lo hacen nuestra postura y los pensamientos irracionales que esos acontecimientos o sucesos nos suscitan.
Quiero compartirlo con vosotros porque creo básico este principio 90/10. Deseo que os sea fructífero y os digo que funciona si nuestra voluntad es esa. Está muy relacionado con la Terapia racional Emotiva Conductual y creo que es un buen regalo de Navidad (o por lo menos eso deseo y espero).

EL PRINCIPIO 90/10

jueves, 4 de diciembre de 2008

ARTICULO SOBRE LAS ETAPAS DEL AMOR A TRAVES DE CUATRO PREGUNTAS GUIA.

PREGUNTAS GUIA

1.DEFINICION DEL AMOR Y DEL ENAMORAMIENTO CON SUS CARACTERISTICAS.
2.INGREDIENTES DEL AMOR CONYUGAL. ENUMERACION DE LOS QUE SE DAN EN LA PAREJA ACTUAL.
3.¿QUE ES UNA CRISIS? DEFINIR LAS MAS IMPORTANTES.
4.REMEDIOS PARA NO CAER EN EL DESAMOR.

1.DEFINICION DEL AMOR Y DEL ENAMORAMIENTO CON SUS CARACTERISTICAS.
Descartes define el amor como emoción del alma causada por el movimiento de los espíritus animales, que invita a juntarse de voluntad a los objetos que le parecen convenientes.
Cuando uno se enamora entra en un estado emocional surcado por la alegría y la satisfacción de encontrar a otra persona que es capaz de comprender y compartir tantas cosas como trae consigo la vida. El amor es la expresión más sublime que puede tener un ser humano.

Una de las características del enamoramiento es la ATENCIÓN. Esta es la capacidad de dirigirnos hacia las personas, las situaciones. Es una forma concreta de centrar nuestro pensamiento en algo, desatendiendo todo lo que en ese momento circula alrededor de nosotros. En el libro “Estudio sobre el amor”, Ortega dice que los enamorados padecen alteraciones de la atención, ya que no pueden dejar de dirigirse hacia la persona que amen. Cuando uno está enamorado el mundo se para y el Universo circula alrededor del ser amado.
El segundo síntoma es la CRISTALIZACIÓN. Es un concepto de Stendhal que significa: atribuir a la persona amada todo un conjunto de cosas buenas, positivas y nobles que pueden existir. Cuando uno está enamorado se hace lógico, como digo, atribuir todo lo mejor, las mejores características y virtudes a la persona amada.Pero si uno no es capaz de bajarse de esa nube y buscar distancia, se corre el riesgo de obtener consecuencias negativas que pudieran llevarnos a sufrir más de lo imaginado.

Tanto la Atención como la Cristalización viene a desembocar en un lugar común: El Entusiasmo, que se compone a su vez de una serie de ingredientes como son la alegría, la pasión, la exaltación, la afectividad, etc. No olvidemos que en el periodo de enamoramiento se desatan procesos químicos importantes a nivel cerebral, a nivel hormonal, lo que hace que entremos en un “descontrol emocional”.

Otro síntoma del enamoramiento es la ADMIRACIÓN, aspecto a tener muy en cuenta ya que si no se da este fundamental ingrediente, no hay esa intensidad en el amor. Para los enamorados el tiempo vuela cuando están juntos. Como decía el poeta “la dolencia del amor sólo se cura con la presencia y la figura”. Cuando aparece Cupido el enamorado expande todo su ser hacia la figura de su amado o amada. El cielo dibuja montañas y paisajes insospechados anteriormente. El tiempo deja de existir, se para el mundo para que sólo dos personas sean sus protagonistas. La comunicación se hace más rica e intensa y se desarrolla en cuatro vertientes:

-Física
-Psíquica
-Espiritual
-Cultural

Lógicamente este cúmulo de situaciones y sentimientos no pueden ser eternos y de forma natural la pareja irá secuencialmente pasando a otro estadío de la relación, yendo de la embriaguez del enamoramiento a la vida más sosegada y habitual de ese amor, que termina por institucionalizarse. Si se dice que bajamos a la realidad no queremos decir que esa realidad sea negativa, sino que pasamos de nivel eufórico y de exaltación de las fases iniciales a otro orden de hechos más calmados y permanentes. Todo se vuelve más tranquilo y se aterriza en la verdad de ese amor que no es otra que la aceptación de virtudes y defectos de uno y de otro, siendo capaces de verlos de una forma positiva sin exagerar estas dimensiones.

Si no se lleva a cabo estos niveles de enamoramiento de forma adecuada se puede sufrir en demasía, como ya mencionamos anteriormente, aunque también es verdad que si no se pasa necesariamente por estos estadíos mencionados, no se establecerán con la suficiente fuerza los vínculos apropiados y básicos para llegar a un amor tranquilo, sosegado y maduro.

2.INGREDIENTES DEL AMOR CONYUGAL. ENUMERACION DE LOS QUE SE DAN EN LA PAREJA ACTUAL.

El amor es una forma excelente de conocimiento que hace que la búsqueda culmine en encuentro. Es la satisfacción de haber dado con una persona que ilumina el panorama personal presente y futuro. Según Rojas, el amor es el sentimiento gratificante por excelencia, que cautiva positivamente y se acompaña de una fuerte atracción, de una tendencia a estar y a compartir la vida. Es el mejor estimulante para vivir; es una conducta de atracción recíproca, rica y compleja. No hay amor maduro y perseverante sin renuncia ni sacrificio escondido.
Los dos componentes iniciales del amor son: EL SENTIMIENTO Y LA TENDENCIA.

El amor conyugal es un sentimiento gratificante, una tendencia hacia la persona que se ama, un acto que debe apoyarse en la voluntad y en la inteligencia para que entre los dos se llegue al compromiso que conduzca a caminar juntos compartiendo las vicisitudes y las alegrías. Cuando se vive intensamente el amor, hasta el sacrificio engrandece nuestro ser, nos hace más libres, más entregados a esa persona. Es como ir entretejiendo eslabones que con el tiempo irán formando toda una cadena de experiencias que darán lugar a un orden y que tendrá el sentido para que se desarrolle toda una trayectoria psicológica. No en vano, el mismo Erich Fromm, decía que el amor requiere conocimiento y esfuerzo.

La calidad del amor conyugal solo se alcanza cuando, tras repetidos esfuerzos, sus distintos componentes viven en un equilibrio proporcionado. Es claro que el amor conyugal se aprende, es necesario un adiestramiento y acoplamiento en la relación. Se consigue el objetivo deseado cuando tras el conocimiento que vas adquiriendo del otro y del trabajo diario que resulta de toda la relación, sus distintos componentes consiguen así ese equilibrio proporcionado.
El amor conyugal podría ser como un abanico o un arco iris lleno de matices en donde el sentimiento corrobora y ayuda a la realización de sí mismo.

Otro de los ingredientes del amor conyugal es la SEXUALIDAD. Este ingrediente básico revela la intimidad de ese encuentro en el cual dos personas se desnudan física y psicológicamente y dejan al descubierto la realidad de cada uno. Aquí sería uno capaz de percibir la generosidad o la tendencia a amarse a uno mismo. La sexualidad nunca debe ser puramente utilitaria, sino la aproximación de dos personas, la unión en profundidad.

El amor auténtico perfecciona al hombre y a la mujer; amplía su horizonte existencial y se caracteriza por la entrega. Obsérvese que hago hincapié en el aspecto “sexualidad” como un TODO y no la limitación exclusiva de genitalidad solamente o coitocentrismo exclusivamente. Por eso este concepto, sexualidad, en su más amplio sentido, en el integral, ayuda a esta entrega y relación de un ser a otro. El amor auténtico tiene siempre un valor moral.

Otra dimensión del amor es lo ESPIRITUAL, que se hace trascendente; ya que la espiritualidad engrandece la relación entre esas dos personas; liga los valores sexuales con los de la persona; de esta forma el amor no se dirige solo al cuerpo, sino al conjunto y se manifiesta en la capacidad para dar y recibir afecto. Así ordenamos la vida en su cómputo dándole un sentido positivo.

Todos estos ingredientes mencionados hasta ahora vienen a sumar elementos para conseguir la base fundamental de la pareja, o lo que es lo mismo, conseguir tener y consensuar un proyecto de vida en común.
Viendo la evolución de la vida de la pareja actual hay un cuarto ingrediente que brilla por su ausencia, que siendo fundamental y básico es el más impopular. Este cuarto elemento es de la VOLUNTAD.

No se puede descartar este elemento si queremos sinceramente alcanzar en nuestra relación la estabilidad emocional. La voluntad está muy olvidada en la formación de la pareja que sólo basa su relación inmadura de los sentimientos y en la atracción física como elemento básico. Esta creencia hace que se rompan las parejas cuando hay cambios, precisamente en aspecto físico. Por lo que el amor no llega a ser nunca sólido. El elemento de la Voluntad conlleva un efectuar una elección, implica una inteligencia viva, una fuerza de carácter para resistir el influjo de las pasiones momentáneas. Sigo pensando que hoy, por el modo de vida, el ritmo, el estrés, el poco tiempo para llegar a conocerse, la carencia o adormecimiento de valores, llevan a que los prejuicios, la rutina, la tradición, y en definitiva, la posición social, rompan la relación de pareja, el amor. O no la rompa y se siga manteniendo sólo por niveles exclusivamente protocolarios y de imagen social.

No creo que haya hoy, en la pareja actual, en general, un amor inteligente. Toda obra bien hecha necesita esfuerzos constantes de la voluntad regidos por la cabeza; y podemos definir como “cabeza, inteligencia, la capacidad de distinguir lo accesorio de lo fundamental; facultad para resumir la situación propia y la ajena, comprensión lógica de lo que sucede para obrar en consecuencia."

Sin querer ser negativos y con el deseo de que con el esfuerzo y con la formación adecuada cambie, pienso, que de forma general, no hay hoy en día demasiado acto de voluntad ni la inteligencia adecuada para hacer sobrevivir a la pareja en la vorágine en la que se ve sumida. No olvidemos que de cada cuatro matrimonios que se casan, tres llegan a algún tipo de ruptura. Lo que mata en la actualidad a la pareja es la limitación del amor sólo a sentimientos sin voluntad y sin inteligencia, estando así expuesta sólo a los movimientos y fluctuaciones de la vida.
Hoy viven las relaciones un amor de movimiento espontáneo y no, como debería ser el amor, como un movimiento reflexivo.
Está claro que nos referimos a “amar con el corazón y con la cabeza”.

3.¿QUÉ ES UNA CRISIS? DEFINICIÓN DE LAS MÁS IMPORTANTES.

Las relaciones humanas no son nada fáciles, ya que cada persona forma un mundo diferente. Sus vivencias y su manera de procesar estas experiencias van a influir en la forma de llevar a cabo la adecuada comunicación y entendimiento.

En toda relación de pareja sobrevienen momentos difíciles que son completamente normales y que se inscriben dentro del proceso de maduración de la vida conyugal. Cuando surgen estas crisis hace falta un mínimo espíritu de lucha y un poco de orden en las ideas de cada uno. En la vida de pareja hay diversas etapas en las cuales uno madura y para conseguir la maduración del nosotros se habrá de ejercitar el control, el entendimiento, la aceptación y cómo no, la ayuda que podemos adquirir del mundo exterior; información, terapias, atención, etc. Estas crisis nos pueden inmunizar en casos y con esfuerzo y trabajo podremos salir de ellas. Una vez que esto se ha conseguido salimos más reforzados y ese amor se engrandece y se hace más profundo, más auténtico y duradero.

Al final se afianza esa compaginación que ha de ser recíproca. También ocurre, a veces, que no se logra salir de estas crisis porque se hace de ellas un mal planteamiento y dentro de esa vorágine en la que uno está envuelto no adquiere las herramientas adecuadas para acabar con ese estado que hará que la relación termine en mal puerto.
Es así cuando no hay unas circunstancias que ayuden a salir adelante a esta pareja con pocos recursos psicológicos, ya que se encuentran desbordados por los primeros conflictos de entendimiento.

Según Enrique Rojas, el matrimonio no es un estado fijo, sino un proceso en movimiento. Habrá que adaptarse a esas mareas naturales y lógicas. Hemos de ser conscientes que en estas y cualquier otro tipo de relación profunda en la que los sentimientos humanos se vean envueltos, podemos distinguir etapas diferentes que es necesario pasar. Citémoslas a continuación:

A) Etapa de formación de la estabilidad de la pareja: Corresponde a los primeros años en los que uno busca la identidad del nosotros y descubre las posibilidades y los límites y en los que se va a desenvolver esta pareja. Cada uno alcanza con su esfuerzo pequeñas conquistas y estas a su vez dan lugar a un asentamiento mediante una sucesiva compenetración. Uno ya no está solo; tiene que compartir y adaptarse a la realidad del otro. Se trata de compartir la vida con una persona diferente a ti y se tiene que establecer esa comunicación y el empeño necesario para que de ese amor salga su fruto. Es un trabajo diario que va desde lo psicológico a lo sexual, desde lo cultural al establecimiento de relaciones sociales positivas y duraderas.

B) Etapa de afirmación: La pareja ya está consolidada. Esto surge en los primeros años de matrimonio. Es un periodo en el que ambas personalidades se van haciendo más maduras a través de los cambios que van experimentando. Se tiene que trabajar diariamente si queremos gratificar y ser gratificados, ya que es una tares de dos. Se trata de buscar un equilibrio inteligente en el que el papel de cada uno esté bien dibujado, con sueños que compartir y con formas en las que se tendrá que dar lo mejor de uno mismo. La lucha por el poder conyugal suele ser uno de los peligros que más seriamente amenaza a la pareja.

C) Etapa de la mitad de la vida: Es este un periodo de balances, en los que uno piensa retrospectivamente y examina el camino recorrido. No hay que olvidar que todo análisis minucioso de la vida es siempre doloroso, por esta razón habrá que analizar reposadamente todo el bagaje del que hemos sido protagonistas. Aquí se recoge lo que se ha sembrado. “La siembra es voluntaria, la recogida es obligatoria”. Si la siembra, lo que se ha hecho, no ha sido óptima, es probable que los acontecimientos se precipiten negativamente. La aceptación de la otra persona es decisiva, porque si en alguna de estas etapas suceden situaciones que dan lugar a relaciones extraconyugales, el matrimonio peligrará. Estas relaciones, las extraconyugales, pueden servir de escapatoria a la rutina, a las frustraciones; ocurre que uno se siente valorado por alguien y se despierta aquella ilusión de las primeras etapas; la vida es como si de pronto tuviese más sentido y en tu ser se dispara toda la fuerza que creía estar dormida. Esto podría ser un “alerta” en la relación marital si en esa pareja aún hay cosas que darse y que decirse.

Personalmente pienso que cuando esto ocurre es porque se han olvidado de ese NOSOTROS y cada uno ya estaba separado del otro antes de que nadie irrumpiera en la pareja. Lo importante y renovador sería no cesar en el empeño de luchar para que la relación siguiera manteniendo los niveles adecuados y óptimos, pensando y trabajando individualmente a favor de ese nosotros. Creo que si no hay una comunión entre pareja y amor, esta estará a merced de lo que pueda surgir del exterior. Cuando en la relación sólo existen objetivos materiales, de confort y hedonismo, el camino hacia el aburrimiento está servido y es por esto por lo que surge la falta de motivación, los objetivos culturales, espirituales, sexuales, etc.

D) Etapa de la vejez: La pareja es cosa de dos; conlleva amor, respeto, entrega, pasión, entendimiento y mucha ternura para poder llegar a la etapa de la vejez, en la que uno examina su vida y explora qué ha sido del amor y cómo ha circulado éste por uno mismo. Cuando la pareja se ha mantenido estrechamente ligada, en la etapa de la vejez se estrechan todavía más estos vínculos; es como una planta en la cual el tallo no puede ir sin la raíz. Cuando han existido rupturas, tu recuerdo experimenta otros sentimientos: frustración, culpa o desencanto, que dan una visión negativa y triste de la vida.

He querido hablar primero de las etapas antes de abordar en sí el concepto de crisis y voy a tratarlo de una forma somera a continuación. Solemos huir de la crisis, aunque como he mencionado, lo importante es enfrentarse a ella con recursos tanto internos como externos. Asimismo y aportando una clasificación, citaré las más usuales y normales que se dan.

3.TIPOS DE CRISIS MÁS USUALES.

I. Crisis por desgaste de la convivencia: El tiempo transforma los caracteres aunque se mantengan los principales rasgos psicológicos. Una condición básica de la pareja madura es amar al otro con sus cosas negativas y positivas, pero después de haber intentado suprimir los ingredientes negativos que más afectan a la armonía conyugal.
II. Crisis de identidad: Suelen ser dolorosas; dejan al descubierto flancos demasiado negativos, proyectos que quedaron a medio camino. Brota como una especie de balance existencial. Se trata de volver sobre uno mismo y encontrarse, dar de nuevo con el modelo personal que se ha ido perdiendo o extraviando.

III. Crisis por infidelidad: Por regla general, este tipo de crisis son graves y suelen deslizarse hacia la ruptura; están teñidas de fuertes tensiones emocionales y de un acentuado deterioro de la vida en común.

IV. Crisis por intromisión de la familia política: Lo que suele suceder en estos casos es que la actuación desacertada e inoportuna de alguna parte de la familia política provoca una situación difícil y cargada de situaciones psicológicas.

V. Crisis conyugales por hipertrofia profesional: Aquí la clave va a residir en una vida profesional agrandada, sin tiempo para nada, tan sólo para trabajar.

VI. Crisis sin salida: Cuando los dos cónyuges son inmaduros. Sus raíces son muy variadas pero tienen unas connotaciones marcadamente culturales. El hombre actual está bastante desorientado, no sabe a qué atenerse, no tiene las ideas claras sobre sí mismo y la realidad circundante.

4.REMEDIOS PARA EL DESAMOR.

Adelantándonos a este epígrafe, ya hemos citado anteriormente algunas de las soluciones prácticas para evitar llegar a este estado lamentable en el que el amor del principio empieza a perder su urdimbre primitiva. Este momento es eminentemente práctico. No valen las elucubraciones sobre bases ficticias, sino el pragmatismo de la voluntad, de querer solucionar el problema y llegar a acuerdos que salven, si se puede, el momento fatídico de cualquier ruptura.
Sólo vale, en este caso, descubrir dónde está el verdadero problema de base, y llegar, con ayuda interna, nosotros mismos, y ayuda externa, el terapeuta, el Orientador Familiar, a acuerdos y a negociaciones que pongan los límites adecuados, consensuados y basados en la libertad y el respeto mutuo.

Es fundamental, en este punto y siendo así las cosas, el llegar a una real y verdadera COMUNICACIÓN que plantee las peticiones de ambos y las escalas de valores con las que cada uno mide sus prioridades, pudiendo, a ser posible, llegar a ese deseado consenso.
De no ser así, también hay que tener la valentía de enfrentarse a la ruptura, siempre mejor que seguir cohabitando sin más vida que la indiferencia y la soledad personal.

Si se llega a un consenso se hace preciso establecer un programa de conducta a cumplir inexcusablemente para poder salvar lo salvable, siempre y cuando el amor, el AMOR, con mayúsculas no se haya ido y esté sólo de viaje por el Caribe. Siempre puede existir una esperanza verdadera si la base inicial de la pareja se ha fundado en los principios básicos descritos al principio de este trabajo. Tal vez la regla de oro para un comenzar a solucionar los conflictos que, a veces, ni nosotros mismos sabemos esté resumida en la siguiente frase, que para mí, se basa en dos valores fundamentales: La Libertad y el Respeto.

"Para empezar a arreglar una situación conyugal difícil es necesario esforzarse por asumir y digerir el pasado; y hacerlo cueste lo que cueste, porque la incapacidad para superarlo, aunque haya sido difícil y traumático, es la llave que abre las puertas de la neurosis."

Trabajo de Gloria S. Conesa Albaladejo a raíz de la lectura del libro "Remedios para el desamor" de E. Rojas