así somos

Bienvenidos, espero que disfrutéis con la utilidad de este blog.

miércoles, 20 de enero de 2016

Malos entendidos cuando hablamos

  -   Qué tal, amigo, ¿cómo vamos?

-    -   Pues la verdad es que no muy bien. Estoy bastante enfadado porque parece que nadie me entiende cuando hablo. Parece que tengo que hacer esfuerzos en hacerme entender. Digo una cosa y mi amiga o amigo, se enfada, pero de una forma que creo desmesurada. Hasta tal punto es así que es capaz de tirar nuestra amistad, nuestra relación por tierra, …¡a la mierda!
Dicen que he dicho una cosa y realmente he querido decir lo contrario, porque sé que yo no he dicho eso y menos para hacer sentir mal a mi amiga, hacerla llorar y hasta entender que quiero alejarme de ellos, cuando esos momentos de conversación nos hacen tanto bien a los dos.
No entiendo nada, pero absolutamente nada. ¿Qué está pasando?
Parece que hablemos en idiomas distintos, en francés y en español,…da igual.

-  - Eso que me comentas es más común de lo que piensas. La comunicación entre las personas está pasando por unos momentos de crisis espectaculares, con el consiguiente malestar que se asienta entre ellas que aparentemente se quieren, se aman o se respetan.
Simplemente parece que no nos entendemos y cada vez nos cuesta más hacernos entender y prestar muchísima atención a qué decimos, cómo lo decimos y en qué momento lo decimos. Sí, se está haciendo muy difícil hablarnos y de una forma relajada y sencilla sin preocuparnos de lo que te estoy comentando. Hasta la forma de comunicarnos y entendernos está cambiando en la historia presente. Quiero a una persona y a veces se establecen verdaderos muros entre nosotros, de tal manera que los sentimientos afloran confusos, nos detienen asombrados porque no es posible que el que tengo enfrente no comprenda los matices con los que digo las cosas, cuando la realidad es que no quiero hacer daño alguno.

-   -  Claro y en mi caso, ella, en vez de decirme que no comprende esto que le acabo de decir, porque no le encaja en sus perspectivas, en mi forma de ser, en mi relación con ella, o simplemente porque no está de acuerdo…, se calla, se amarga por dentro y se convierte sintiéndose un víctima incomprendida, porque ni su mejor amigo se interesa por lo que siente y la abandona. Deja de confiar en ti, pero no te dice que no está de acuerdo, simplemente se calla y empieza a sentir romperse por dentro porque esa frase fatídica (la que sea) la ha decepcionado. Llanto, desilusión… ¿Pero, por qué no se expresa y simplemente pregunta el por qué de las cosas que no entienda? Callarse es un signo de que debo ser adivinador de sus estados de ánimo, de su momento del día…Es complicado, con lo fácil que sería hablar abiertamente y preguntar lo que se dude o lo que no se haya entendido. Desgraciadamente el curso de adivino aún no lo he realizado.

-       -    Lo entiendo, pero observa que estamos hablando de sentimientos y a veces, junto a nuestros prejuicios, a nuestra visión puramente subjetiva de las situaciones y nuestro estado de ánimo, aparece una carencia de habilidad para ver las cosas como realmente son y estos elementos mencionados nublan la comprensión real. Es muy común entender una palabra en el presente con una carga emocional de todo nuestro pasado y por eso llega con una carga adicional que nos cambia el significado, no ya de la palabra, sino de casi toda la conversación que hemos tenido.

Has pasado de ser el mejor a ser el peor “enemigo” porque ella o él esperaban más de ti. Pero el truco, el quid de la cuestión está en valorar lo que se dice hoy con la mente de hoy, sin sobrecargas del pasado y para ello tengo que conseguir la habilidad de tener mi conciencia en el tiempo adecuado y de una forma plena saber con quién hablo y cuándo lo hablo. Tomar conciencia con esa apertura para aceptar que somos el aquí y el ahora.
Miramos tanto hacia fuera y tan poco hacia nuestro interior para ser mejores en el exterior, que no prestamos atención a las sensaciones, intentando identificar lo favorable e identificar que aquello que me interfiere debe ser conceptuado adecuadamente y en su sitio, para evitar malas sensaciones y confusiones que nuestras emociones nos traen.

Lo que no entienda lo pregunto, pero no dejo que se vaya ese momento con las dudas suficientes para que hasta mi cuerpo tiemble de dolor del alma. Es mucho más sano y nos ahorrará muchos dolores de cabeza.

En algún sitio he leído, perdón que no lo recuerde en este momento, lo siguiente: “Cuando te enfrentes a una situación que exige tu juicio, toma en cuenta todos los elementos que pueden afectar a tus criterios, tu punto de vista y estado mental, o sea, contempla tu cuerpo y establece si está contribuyendo la percepción física a mejorar tu panorama interno. Contempla tus sentimientos y verás si la situación te atrae o te repele. Contempla tu estado mental para ver si eres consciente de que la experiencia, la situación, etc. te llevará a algún lado y te hará ir hacia adelante. Contempla todos estos fenómenos y analiza la situación individualmente. Cuando hayas logrado procesar las percepciones, experiencias e impresiones a partir de interpretar los eventos en curso, puedes extraer de ellos una visión más nítida de lo que representan sin que las experiencias previas nublen tu juicio: conforme tu mente trascienda al pasado, aprenderás a ver la importancia del instante más allá de este momento. 

- -    Todo eso está muy bien, y tal vez sea conveniente que me ponga manos a la obra, pero si he dicho una cosa y he reaccionado mal, o han reaccionado mal, ¿puedo reflexionar después e intentar reconducir mi relación para solucionar esos malos entendidos? ¿Puedo partir del punto positivo en el que estábamos y seguir el camino de esa amistad tan buena, si hemos tenido un enfrentamiento duro? ¿Aunque esto que quiero no lo haya hecho en el momento en el que debía?

-    -     Siempre digo que hay un gran facilitador en las relaciones para mostrar el camino del éxito aunque se hayan tenido momentos tensos en la comunicación. Podemos estar tensos, enfadados, defraudados, dolidos, pero creo sinceramente, que no hay facilitador más efectivo, junto a tomar conciencia y a lo que estamos comentando todo este tiempo, que el AMOR, sobre todo, así como LA VERDADERA AMISTAD y todos aquellos lazos que unen en camaradería al ser humano.


Juan José López Nicolás

miércoles, 13 de enero de 2016

Escribo...

Escribo para oírme, para que me reflejen las palabras y las ideas de mi propio libro sirviendo de ayuda a mi alma de mortal imperfecto.  Escribo para leer en el exterior conjuntos básicos de soluciones que necesito en el caminar perecedero de la vida, porque necesito el espejo, ver desde fuera lo que mi consciente a veces no acepta desde las palabras del sabio coach que la experiencia ha creado.

Pero también escribo para los demás, con el propósito de compartir lo que en parcelas de mi vida ha funcionado, pretendiendo alcanzar el objetivo de elevar a la maduración los pretextos que todos tenemos para no hacer algo que debemos realizar. Sí, escribo para vosotros, para aportar algo que creo que debo decir de una manera que la vida me ha dado, pero que creo que no es mío solo. 

Por esto necesito vuestra retroalimentación, vuestra opinión, vuestro modo de hacerme crecer como escritor tratando escaleras emocionales y recursos que un albañil crearía, para ayudar a subir los peldaños que ayudaran a llegar a donde verdaderamente queramos o estemos dispuestos. Yo sigo en el camino, y caigo, pero me levanto para volver a leerme y experimentar las palabras de ayuda que tantas personas han confeccionado para que las escuche.

Creo que lo mejor que tiene un libro es leerlo en el momento adecuado.

En parte, amigos, por eso escribo, y si logro ser mejor es porque os lo debo a todos los que hacéis una crítica de mi libro. Gracias, gracias, gracias.