así somos

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viernes, 19 de junio de 2020

Esta extraña vida, llamada vida.

El otro día hablando con una familiar de cómo nos iba me preguntó que cómo iba la crianza y el curro. Mi respuesta fue sincera y es que es complicado conciliar la vida personal y laboral, un puesto a media jornada con el que poder desarrollarme profesionalmente y con el que poder compatibilizar la crianza. Su respuesta fue de ánimo, "al menos tienes tu familia. Yo a día de hoy ni me lo planteo, por el trabajo".

En otros casos, también cercanos, la soñada maternidad, no llega, y no porque no quieran, sino porque no pueden.

La conversación me hizo pensar en que a todos nos falta algo, la vida que llevamos no es plena en absoluto; porque o priorizas unas áreas de tu vida o priorizas otras, siendo prácticamente imposible poder priorizar todas las que quisiéramos. De esto podríamos concluir, que en la mayoría de los casos el estrés se va apoderando de nosotros. Por qué? Porque da la sensación de que no avanzamos, o de que avanzamos pero no todo lo que quisiéramos y siempre "nos falta algo".

Actualmente se está produciendo, un "ataque" a las condiciones de vida de la población que depende de un salario. Se trata de un ataque que afecta a la seguridad, al empleo, al salario y a los servicios, así como también al tiempo, a la organización del trabajo y, en general, al cuadro de derechos. Como resultado han aumentado las desigualdades y ha empeorado la calidad de vida de amplios sectores de la población. Además, se está modificando la distribución de las responsabilidades respecto al bienestar de la población entre Estado, empresas, familias, personas, con consecuencias como el incremento de la inseguridad y de las tensiones domésticas.

La cuestión de la subsistencia, entendida como un estado de sostenibilidad de las condiciones de vida cotidianas, en sus dimensiones materiales y sociales efectivas está siendo desvirtuada, ya que se consideran las condiciones de vida como un efecto final de la producción, de nuestro trabajo. La sociedad se concentra en la producción y no en las fuerzas dinámicas y conflictivas que orientan los procesos de vida de hombres y mujeres reales y en los que están vinculadas necesidades, aspiraciones, ansias e inseguridades.

Es necesario apelar a la multidimensionalidad humana. "Un hombre que dedica su vida a ejecutar unas cuantas operaciones sencillas, cuyos efectos son siempre los mismos [...] no tiene necesidad de ejercitar su entendimiento y su capacidad de inventiva para salvar dificultades que nunca se le presentan. En consecuencia, naturalmente pierde el hábito de ejercitarlos, y generalmente se hace todo lo estúpida e ignorante que puede ser una criatura humana. La torpeza de su entendimiento no sólo le incapacita para participar en una conversación y deleitarse con ella, sino para concebir pensamientos nobles y generosos, y formular un juicio sensato respecto a las obligaciones cotidianas de la vida privada.” (Smith, 1988, p. 811).

Creo que es una cita como mínimo interesante. Cada vez funcionamos más de forma autómata, nos dejamos llevar por la rutina, nuestros "deberes y obligaciones", la tele basura,... La sociedad intenta conducirnos a todos por el mismo sendero, que no nos desviemos, que no tengamos tiempo de pararnos a pensar y de oponer resistencia a una sociedad materialista y en la que se van perdiendo los valores por el camino.

Reencauzando el tema con el que comenzaba, ambas, mi familiar y yo, estábamos de acuerdo en algo y era en que tener hijos es para criarlos, educarlos y disfrutarlos (nuestra opinión, cada cuál que sea coherente con lo que piensa y consecuentemente así actúe), es decir, tener tiempo por y para ellos. ¿Por qué? Porque educar implica muchas áreas: respeto, autonomía, libertad, autoconfianza, autoestima,... TIEMPO.

Esta extraña vida, llamada vida. Que nos completa y nos destruye. Nos hace crecer y desesperar. Nos hace amar y odiar.
Esta extraña vida, llamada vida, llena de diferentes perspectivas y de perspectivas semejantes.

Perspectivas y prioridades

- El cementerio está lleno de valientes.
- Antes muerto que " Cagao". ( Perdón por la expresión).

¿Qué es lo más importante para ti? Piensa en los valores que son prioritarios en tu vida y escríbelos. Puede ser: la familia, la amistad, el trabajo, la honestidad, la paz interior, el desarrollo personal, la integridad, la fama, la aventura, los logros, las metas… Pueden ser estos u otros muchos, que puedes añadir en función de lo que tú valoras más.

Todo lo que te define como persona deriva de los valores que tienes en la vida, de todas aquellas cosas a las que das más importancia y que guían todos tus actos, los caminos que eliges y las personas con las que te relacionas.

Una vez definidos los valores que son fundamentales para ti, es hora de ver si estás actuando conforme a esos valores, y de ser consciente de la necesidad de coherencia entre esas creencias que son la base de tu vida y los actos que van conformando tu personalidad y quién eres en realidad.

“Cada día me miro en el espejo y me pregunto ¿Si hoy fuera el último día de mi vida, querría hacer lo que voy a hacer hoy? Si la respuesta es “no” durante demasiados días seguidos, sé que necesito cambiar algo.” -Steve Jobs-

Si puedes, cámbialo. Si no puedes, acéptalo. No hay situación que desgaste más que vivir a contracorriente constantemente.

M. Esmeralda Ruiz Pina

martes, 2 de abril de 2019

La mente y su descontrol

Muchas veces hemos dicho o hemos leído que la Mente es nuestra amiga y también nuestra enemiga, dependiendo de qué cosa nos mande hacer o realizar, con ese poder real que tiene sobre nosotros, pero que muchos creen que es necesario acallar, relajar o mejor, en momentos, aprender a no pensar, a ejercitar nuestro cuerpo para que acuda a los sitios que quiera sin esa rémora que es la mente, juez y ejecutor de todo lo nuestro, y con mucha capacidad para juzgarnos y hacernos creer lo que no es, hasta anular nuestras acciones.

Cuando la mente dice que sí a algo es mejor no resistir porque se realiza, si o sí. Es muy poderosa y nuestra energía debería ir en ocasiones a saber cómo no pensar para huir de los designios de ese poder tan alocado e irresistible, porque nos puede y creo que le tenemos bastante miedo, pero mira por donde todos no pensamos igual, faltaría más. Os dejo con una artículo encontrado en la Red, en la página https://www.jananguita.es, que nos habla precisamente de la necesidad que todos tenemos de que la mente nunca, nunca se pare, y defiende que “querer acallar la mente completamente es como querer detener el corazón. Sin la mente no habría vida.”  (Jan Anguita)

Leedlo y reflexionad porque tenemos servido el debate que tanto nos gusta.

“¿Qué opinión tienes de tu mente?
En general no tiene muy buena fama, ¿verdad? A menudo la tratamos como a un enemigo. Como si fuera el origen de todos nuestros problemas.
Y en parte tenemos razón: es verdad que tenemos un problema con la mente. Se descontrola con mucha frecuencia, y empieza a hacer cosas sin aparente sentido.

Pero el problema no es ella, el problema somos nosotros. La mente es una herramienta fantástica, lo que pasa es que no la estamos usando correctamente. Por esta razón, en este artículo me gustaría hablar de cómo funciona la mente exactamente, de por qué tiene esta tendencia a descontrolarse y de qué podemos hacer para evitarlo.

La mente es la herramienta que crea nuestra vida, y si queremos vivir de forma plena y satisfactoria, tenemos que entenderla bien y aprender a controlarla.

Qué Es la Mente
El primer paso para entender bien cómo funciona la mente es tener siempre presente cuál es su verdadera función. Y, como explicaba en un artículo reciente, la función de la mente es crear. La mente no sirve para tomar decisiones ni para analizar nuestro entorno, sino para crear la realidad.

Normalmente no somos muy conscientes de este hecho, y este es uno de los motivos por los que hemos perdido el control de la mente. No vemos la conexión que existe entre nuestra mente y la realidad que vivimos, y creemos que son dos cosas separadas.
Pero si te fijas bien, verás que tu vida encaja perfectamente con el tipo de pensamientos que tienes habitualmente. Y no es casualidad: la mente crea la realidad.

De hecho, desde un punto de vista profundo, la mente ES la realidad. En última instancia, el universo no es otra cosa que la mente de Dios. Todo lo que ves a tu alrededor son pensamientos que Dios está teniendo ahora mismo. Pero este es un tema que se merece un artículo entero. O dos… 
El hecho de que la mente sea la herramienta que crea la realidad hace que tenga una característica muy particular: no se puede detener. 

La mente no se puede parar, porque si lo hiciera, la vida al completo se detendríaEs importante tener esto en cuenta porque hay una tendencia bastante generalizada a afirmar que la mente debe detenerse. Que la mente es un obstáculo para ver la realidad profunda de las cosas, y que debemos hacerla callar. Muchas veces, se asocia el concepto de meditación con esto: acallar la mente.
Pues bien, esto no sólo no es posible, sino que además sería muy perjudicial. Querer acallar la mente completamente es como querer detener el corazón. Sin la mente no habría vida.

¿Por Qué la Mente se Descontrola Tanto?
Dado que la mente no se puede detener, esto quiere decir que siempre está creando. Siempre.

Es importante dejar de ver este hecho como algo negativo, porque es todo lo contrario. Piensa que si tu mente se detuviera, tu vida se acabaría. Así que debemos dejar de obsesionarnos con la idea de detener la mente: es un esfuerzo completamente inútil, además de ser un auténtico intento de anularse a uno mismo.
En cambio, lo que sí merece nuestros esfuerzos es aprender a dirigir la mente. Debemos aprender a controlar nuestra mente para que cree lo que deseamos. Esta es la clave de una vida plena. Y esta es también la clave del problema que tenemos con la mente.

Déjame que te haga una pregunta: cuando caminas, tú decides donde pones los pies, ¿verdad que sí? Y también sabes que en cualquier momento puedes parar tus piernas o cambiar la dirección que llevan, ¿verdad?
Ahora bien, ¿haces lo mismo con tu mente? ¿Escoges conscientemente qué quieres pensar en cada momento? ¿Eres consciente de que tienes el poder de cambiar el rumbo de tus pensamientos cuando quieras? ¿Usas este poder?

Lo más probable es que la respuesta sea “no”.

No estamos dirigiendo nuestra mente, este es el origen del problema. Por esta razón nuestra mente va divagando de una idea a otra sin aparente sentido. No hay nadie dirigiéndola, así que navega sin rumbo definido.
Para entenderlo mejor, imagínate un capitán que está conduciendo un barco, y que de repente suelta el timón y se pone a mirar por la barandilla. ¿Qué hará el barco?

No se quedará quieto, ¿verdad? Seguirá moviéndose, pero en lugar de estar gobernado por alguien que sabe a dónde quiere ir, se moverá a la deriva.
Pues esto es lo que nos pasa a la mayoría de nosotros: nuestra mente va a la deriva porque nadie la está guiando. No le estamos diciendo dónde que queremos que vaya. No estamos escogiendo conscientemente nuestros pensamientos.
Hemos soltado el volante y nos hemos puesto a mirar por la ventana.

Quién Controla Tu Mente
Actualmente, la mayoría de las personas no controlamos activamente nuestras mentes. No elegimos de forma consciente lo que pensamos.
Pero como no puede detenerse, la mente sigue creando. Una pregunta importante es: si no somos nosotros los que decidimos el tipo de pensamientos que crea nuestra mente, ¿quién lo hace?

Para responder a esta pregunta podemos volver a usar el ejemplo del barco: cuando un capitán deja de guiar su barco, ¿hacia dónde se mueve? Pues si nadie lo guía, el barco se mueve en función de dos cosas: la dirección que llevaba antes de que el capitán se fuera, y el movimiento del mar.
Pues lo que le pasa a nuestra mente cuando no la guiamos es muy similar: continúa moviéndose en función de dos cosas:
1.      La dirección que llevaba.
2.    Los pensamientos de la humanidad en general, especialmente nuestro entorno más cercano.

El primer punto es el que hace que, si no hacemos nada para evitarlo, los pensamientos tiendan a ser repetitivos. Como cualquier otra cosa, la mente tiene inercia, y tiende a seguir la dirección que llevaba si nada la hace cambiar.

Esto quiere decir que, si no haces un esfuerzo consciente para controlar lo que piensas de forma deliberada, tus pensamientos tenderán a ser los mismos una y otra vez. Y esto, a su vez, hará que las cosas que te pasan también sean siempre las mismas: como si estuvieras en un bucle de repetición.

Seguramente, esta sensación la has vivido muchas veces, ¿verdad? Nos pasa a todos. Pues el motivo es que no estamos guiando nuestra mente, de manera que se mueve por inercia en función de los pensamientos del pasado.

Aparte de la inercia, hay otro componente que también afecta a la dirección de la mente: los estímulos que nos llegan del exterior.
Por ejemplo, si tú estás tan tranquilo pensando en cosas agradables, y llega alguien y te cuenta una mala noticia, seguramente te afectará y hará que cambie la dirección de lo que estabas pensando hacia cosas más negativas.
Pero esto sólo será así si tú no controlas activamente tu mente. Tú eres el dueño absoluto de lo que pasa en tu cabeza, y los acontecimientos externos sólo pueden afectar a tus pensamientos si tú dejas que lo hagan.

Si un capitán apaga los motores del barco y suelta el volante, el barco se volverá muy vulnerable al movimiento del mar. Pero con los motores a toda máquina y el timón bien agarrado, el barco rompe las olas y marca libremente su camino.

Del mismo modo, si tú tomas el control de tus pensamientos, el mundo exterior no los puede modificar.

Como Controlar la Mente
Resumiendo un poco lo que hemos comentado hasta ahora, se podría decir que la mente tiene dos modos de funcionamiento, uno activo y uno pasivo:
  • En modo activo, tú decides deliberadamente qué pensamientos quieres tener.
  • En modo pasivo, la mente va “sola” y crea pensamientos en función del pasado y de lo que está pasando en tu entorno.
Así pues, para que nuestros pensamientos (y por lo tanto nuestra vida en general) no sean una rueda repetitiva ni dependan de lo que ocurre en nuestro entorno, debemos empezar a guiar a nuestra mente de forma activa. Debemos controlar deliberadamente lo que pensamos.
Esto es algo que no estamos acostumbrados a hacer. Por alguna extraña razón, ni se nos pasa por la cabeza la posibilidad de controlar nuestros pensamientos. Creemos que hacer algo así ni siquiera es posible. Hemos aceptado como normal el hecho de que la mente vaya sola.

Pero este es un lujo que no nos podemos permitir. Lo que pasa por nuestra cabeza se acaba manifestando en la realidad externa, así que si no controlamos nuestra mente, no controlamos nuestra vida.”

martes, 15 de enero de 2019

Mi yo lo veo en ti

Es curioso, y lo quiero hacer notar, que cuando hablamos de personas que no nos caen bien solemos siempre mirar hacia fuera, hacia el otro, como si de verdad nosotros mismos no pudiéramos ser también esas personas a la que no se nos aguanta, esas que suelen llamar tóxicas porque no nos damos cuenta, por las perspectiva, que cuando estamos señalando al otro tal vez sea porque nuestra proyección se dirige hacia ellos, manifestando meramente una imagen de nosotros mismos.

Sí, puede ser que si nos miramos al espejo veamos eso que ni a nosotros nos gusta y que tanto criticamos en los demás. Tal vez estemos ante ese refrán de que vemos la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio. Puede ser…Pero no hay que martirizarse si esto es así, porque estamos de enhorabuena. Hemos sido conscientes, nos hemos dado cuenta de qué nos sucede, de qué es aquello que no nos gusta y estamos tomando conciencia del error para poder ponernos a trabajar, en el camino adecuado para llegar, en lo posible, al equilibrio que se suele andar buscando.

No andamos buscando el ser perfecto pero sí el ser que intenta que la felicidad de los demás se conjugue con la nuestra y la convivencia pueda ser fruto de todas las formas de negociación que tienen el amor de manifestar su aquiescencia, para llegar a solucionar los problemas que la pareja presenta a lo largo de su “carrera”.

Firmemente creo que esa carrera de obstáculos que nos da la vida es más solucionable si introducimos el ingrediente del amor como facilitador para abordarnos y abordar al otro desde un punto libre de beligerancia. Y para ello tenemos que hacernos accesible y no convertirnos en esos que nadie quiere estar con ellos y evitan por “mala sombra”, porque siempre hablan a gritos, porque critican y ven negatividad y jamás el potencial y lo positivo del otro; cuando no hemos logrado encontrar el verdadero concepto de empatía y nos hemos empoderado como víctimas de este mundo porque así nos hacemos notar mejor y la gente nos “acaricia” y nos hace caso; aunque víctimas nos sentimos pero queremos llevar el control de absolutamente todo y no escuchamos a nadie porque la razón siempre es nuestra…Tal vez todo esto nos haga de  verdad ser tóxicos y debamos trabajarlo porque la verdad es que también huimos de personas que se muestran así.

Y hay un secreto que casi nunca se pone en práctica para lograr combatir estos aspectos que nos separan precisamente de aquello que queremos mantener junto a nosotros porque nos merece la pena. Ese secreto no es otro que la HUMILDAD.

Humildad mezclada con dosis altas de sinceridad, de una voluntad de cambio y toma de conciencia sincera, porque si no es así puede convertirse en una falsa humildad para ser la puerta de una verdadera manipulación.

Si soy capaz de ver en ti lo que no me gusta tal vez lo que esté viendo es una proyección de mí en ti y, como es lógico, no me gusta absolutamente nada.

Mejoremos nuestro aprendizaje de nosotros mismos en esas dos vertientes: desde nuestro interior, sin salir de él y desde lo que me devuelve el otro a través de mis transacciones verbales y emocionales.

jueves, 3 de enero de 2019

Jornadas sobre Relaciones Familiares

Amigos, buenos días y feliz año 2019, que comienza y que espero  os sea todo lo venturoso que pueda ser.

Os dejo información sobre formación organizada por la Asociación de Terapeutas Familiares de la Región de Murcia: LAS VI JORNADAS SOBRE RELACIONES FAMILIARES, y contamos con la presencia, como invitado, del Dr. Juan Luis Linares.

El doctor Juan Luis Linares es Psiquiatra por la Universidad de Granada y Psicólogo por la Universidad de Barcelona. Doctor en Medicina por la Universidad Autónoma de Barcelona y Ex-Profesor titular de Psiquiatría de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Su amplia trayectoria profesional le convierte en uno de los terapeutas sistémicos más prolífico y reconocido en la lengua castellana principalmente, aunque sus obras han sido traducidas al italiano, francés, portugués e inglés.

Malagueño de nacimiento y catalán por adopción, investiga los más variados temas de los problemas humanos y la psicopatología, y como producto de sus años de trabajo clínico e investigación ha construido un modelo de trabajo psicoterapéutico que denomina “Modelo de Nutrición Relacional”, también conocido como “Teoría de las Relaciones Básicas”. En él describe los modos de relaciones más frecuentes en las familias que atraviesan patologías graves y situaciones sociales complejas.

Colabora con diferentes centros de estudios sistémicos alrededor del mundo, y ha disertado en congresos y seminarios en más de 40 países. Cuenta con múltiples libros en su obra y una innumerable cantidad de artículos científicos como investigador principal y como colaborador.

Os esperamos.

miércoles, 29 de agosto de 2018

Reflexión de vital importancia

Sí, lo he encontrado. Por fin. Siempre he perseguido escribir ese artículo que pudiera clarificar situaciones vitales, actitudes personales que enmarcaran la urdimbre necesaria para enfocar la vida presente y pasada con el objetivo de “simplemente” vivir los días en pos de un futuro pleno. Ese artículo que se sintiera desde las tripas para desenmarañar los pesares que nos acechan por negarnos a vivir nuestra propia vida fuera de la de los demás, como individualidades propias y con necesidades propias.

Nada puede cambiar si nosotros no queremos cambiar y ese mensaje es el que intento dar cada vez que escribo porque está en nuestro interior el cómo, el porqué y el para qué de nuestro existir, sin necesidad de culpar hacia fuera lo que somos incapaces hacer desde dentro. Pero era difícil juntar las palabras adecuadas porque ya fueron dichas y de qué manera por un gran plasmador de situaciones del alma. Con él y con otros aprendí que problemas vienen por nuestros propios miedos y porque ansiamos lo que no tenemos haciéndonos perder un tiempo precioso para disfrutar de lo que realmente poseemos, perdiéndonos el aprendizaje de que a veces la solución no pasa por cambiar las cosas, sino aprender y reaprender a mirar con nuevos ojos aquello que tan delante de nosotros tenemos.

He querido enviaros reflexiones sobre la perfección y la imperfección, sobre las actitudes positivas necesarias para conquistar nuestros espacios de felicidad relativa; la necesidad de aprender de nuestra vida vivida porque si no aprendemos de lo que nos pasa tendremos años de vida y tal vez muchos, pero no experiencia. He querido comunicar todo esto y alguien sublime lo refleja justamente como deseo, para una extraordinaria reflexión: Jorge Luis Borges. (O por lo menos a él se le atribuye) Muchos lo conoceréis y me disculpo ante vosotros, pero el descubrimiento para la ayuda reflexiva para otros me parece de gran necesidad.

El aquí y el ahora, saber pedir, la actitud mental positiva, el buen autoconcepto, la aceptación, la tolerancia, el amor, la fidelidad, el respeto, la vida…Lo comparto con vosotros con todo el cariño, como lo han hecho conmigo. Esta es una gran base para la Orientación familiar y el Coaching.


“De tanto perder aprendí a ganar; de tanto llorar se me dibujó la sonrisa que tengo. Conozco tanto el piso que sólo miro el cielo. Toqué tantas veces fondo que, cada vez que bajo, ya sé que mañana subiré. Me asombro tanto como es el ser humano, que aprendí a ser yo mismo. Tuve que sentir la soledad para aprender a estar conmigo mismo y saber que soy buena compañía. Intenté ayudar tantas veces a los demás, que aprendí a que me pidieran ayuda. Trate siempre que todo fuese perfecto y comprendí que realmente todo es tan imperfecto como debe ser (incluyéndome). Hago solo lo que debo, de la mejor forma que puedo y los demás que hagan lo que quieran. Vi tantos perros correr sin sentido, que aprendí a ser tortuga y apreciar el recorrido. Aprendí que en esta vida nada es seguro, solo la muerte… por eso disfruto el momento y lo que tengo. Aprendí que nadie me pertenece, y aprendí que estarán conmigo el tiempo que quieran y deban estar, y quien realmente está interesado en mi me lo hará saber a cada momento y contra lo que sea. Que la verdadera amistad si existe, pero no es fácil encontrarla. Que quien te ama te lo demostrará siempre sin necesidad de que se lo pidas. Que ser fiel no es una obligación sino un verdadero placer cuando el amor es el dueño de ti. Eso es vivir…La vida es bella con su ir y venir, con sus sabores y sin sabores… aprendí a vivir y disfrutar cada detalle, aprendí de los errores pero no vivo pensando en ellos, pues siempre suelen ser un recuerdo amargo que te impide seguir adelante, pues, hay errores irremediables. Las heridas fuertes nunca se borran de tu corazón pero siempre hay alguien realmente a dispuesto a sanarlas con la ayuda de Dios. Camina de la mano de Dios, todo mejora siempre. Y no te esfuerces demasiado que las mejores cosas de la vida suceden cuando menos te las esperas. No las busques, ellas te buscan. Lo mejor está por venir”

lunes, 13 de agosto de 2018

Crianza vs. Trabajo


Viendo el otro día el programa de televisión “Planeta Calleja” y a su invitada, en esta ocasión, Elsa Pataky, me llamó la atención una de sus respuestas a las preguntas de Calleja, hasta tal punto que ha sido inspiradora para presentaros el artículo que ahora me ocupa.

El presentador le preguntó algo así como que qué expectativas de futuro tenía y ella contestó: Ser madre. Me pareció sincero y hermoso, teniendo en cuenta que en la sociedad actual se ve raro el hecho de quedarte en casa criando a tus hijos.

La mayoría de los estudios se centran en demostrar que es mejor que la madre se incorpore al mundo laboral lo antes posible tras ser madre. Los hijos son más sociables (al ir a la guardería), más independientes,...Y claro me hace mucha gracia observar en foros y en las conversaciones cotidianas que la mayoría de las madres preferirían quedarse en casa y criar a sus retoños que tener que volver al trabajo. Por supuesto, en el otro lado se encuentran aquellas madres que desean volver al trabajo.

La clara diferencia entre ambos extremos reside en dos verbos: querer y tener. No es lo mismo querer volver al trabajo que tener que volver al trabajo, en la mayoría de los casos por circunstancias económicas. 

Educar a los hijos parece hoy más complicado que nunca. "El compromiso que exigen las empresas impide que muchos trabajadores sean dueños de su tiempo", señalan los expertos en conciliación. "Y lo lamentable, -añaden- es que en el nombre del estatus y del dinero cada vez más personas viven como si su ocupación fuera el centro de su existencia, descuidando las necesidades emocionales de sus familias". Una de las consecuencias es la falta de dedicación hacia los hijos, que desarrollan "conductas violentas e hiperactivas para llamar la atención".

El humanismo en la empresa empieza a contar con datos que avalan la reclamación que los expertos en psicología y filosofía del trabajo llevan haciendo desde hace años: "La conciliación entre vida laboral y personal no puede ser un privilegio, sino un derecho universal para todas las personas que trabajan para poder vivir digna y equilibradamente".

Se estima que el 38% de los asalariados padece algún síntoma nocivo derivado del exceso de trabajo (estrés y burnout) o que es víctima de las relaciones agresivas que a veces se generan dentro de las empresas (mobbing), según el informe Cisneros VI, del Instituto de Innovación Educativa y Desarrollo Directivo (IIEDDI), especializado en prevención de riesgos psicosociales. Más allá de estos malestares psicológicos, que parecen ir aumentando entre la población activa, el actual modelo de desarrollo empieza a generar otro importante daño colateral: “la soledad afectiva y emocional de muchos hijos, que carecen del cariño y de la orientación de sus padres, demasiado ocupados en cumplir con las exigencias de sus respectivas ocupaciones profesionales”, señala Araceli Oñate, directora general del IIEDDI.

Con la progresiva incorporación de la mujer a la actividad productiva "la educación de los hijos se está delegando cada vez más a los centros escolares". Sin el apoyo directo de los padres y de las madres, está más que demostrado que los hijos no pueden desarrollarse sanamente. No se trata de culpabilizar a nadie, pero si la manera en la que hemos organizado la actividad laboral impide que los padres tengan tiempo para jugar cada día con sus hijos es porque algo no estamos haciendo bien.

Lo cierto es que según las conclusiones de otro estudio -el Cisneros X, centrado en la violencia y el acoso escolar en España y elaborado en colaboración con la consultora Mobbing Research-, cerca del 80% de los niños mayores de siete años muestran conductas agresivas hacia sí mismos, hacia sus compañeros y, sobre todo, hacia sus profesores. Entre éstas, destacan el hostigamiento verbal (60% de los casos); la intimidación y las amenazas (24%) y el chantaje emocional, una forma de agresión que representa el 6% de los conflictos registrados en las aulas, según el informe. Pero detrás de esta fachada tan amenazadora y conflictiva, el niño agresor esconde una "profunda falta de autoestima, de cariño y de confianza".

El problema no radica en la incapacidad de los padres para querer a sus hijos, sino en su inhabilidad para hacer que se sientan queridos. Los niños perciben rápidamente si sus padres les están dedicando un “tiempo de calidad”, y éste tan sólo existe cuando se produce una entrega amorosa e incondicional.

A través de conversaciones con los niños más conflictivos, se constata que la mayoría de sus padres regresan a sus hogares a la hora de cenar, "normalmente demasiado cansados para atender a sus hijos como estos necesitan y se merecen". Así, los niños se acostumbran a ser educados por abuelos, niñeras y, en la gran mayoría de los casos, por la televisión y los videojuegos, que los entretienen, pero también los convierten en adictos potenciales a la evasión constante de sí mismos. Además, para compensar esta ausencia, los padres suelen decirles que sí a todo, bombardeándolos con obsequios materiales que no refuerzan una adecuada educación.

Pese a todo, “algunos de estos padres reconocen sentirse culpables por no poder estar más tiempo en casa y estas inquietudes y preocupaciones suelen distraerles cuando están trabajando", explica el psicólogo y ex defensor del menor en la comunidad de Madrid, Javier Urra, socio director de Urrainfancia, consultora especializada en educación infantil.

En su opinión, una cosa es trabajar para ganar el dinero que necesitamos para vivir y otra perder la perspectiva y convertirnos en esclavos de nuestro empleo.

Personalmente creo que cada una de las dos opciones (trabajar o quedarse en casa), tiene beneficios y desventajas tanto para los padres como para los niños. 

Respecto al 'tiempo de calidad', me quedan dudas con respecto a lo que los estudios consideran que debe ser lo indicado o lo "mínimo".
Aunque sé que este tipo de estudios pretenden dar una visión general de la situación de las familias, creo que es muy complicado generalizar y dar una conclusión tajante como 'lo mejor para un niño es que su madre trabaje fuera de casa': no se tiene en cuenta si en efecto la mujer lo hace por su satisfacción personal o por que es la única opción que tiene (económicamente hablando), ya que el desarrollo personal de una mujer puede ser muy diverso: para unas puede ser dedicar su vida a su familia y para otras poder compaginar el hogar con su carrera profesional.

Muchos profesionales de la materia dicen que lo importante no es la cantidad de tiempo, sino la calidad, y yo sigo diciendo que el tiempo no debería medirse en términos de calidad.

Tiempo de calidad se considera ese en el que estás con tu hijo, jugando, contando cuentos, hablando, cantando canciones, comunicándote, etc. y tiempo de no calidad sería si estás haciendo la comida, si estás limpiando, si sales a comprar, si estás viendo la tele mientras tu hijo juega o si estás hablando por teléfono y no le atiendes.

A mí me parece que el teórico tiempo de no calidad también es un tiempo muy válido y con mucho valor. Hay estudios en los que se demuestra que a la hora de valorar el tiempo real que pasan los padres con los hijos no hay demasiadas diferencias entre las madres que trabajan y las madres que no trabajan, porque el tiempo destinado en exclusiva a los hijos es prácticamente el mismo. Pero yo creo que todo lo que entra en el saco de los minutos de la paja también son minutos de calidad: llevarte al niño de compras es tiempo de calidad, ayudarte a poner la lavadora es tiempo de calidad, llenar la casa de agua porque te quiere ayudar a fregar es tiempo de calidad, ver a mamá hacer la comida tocando y cortando ingredientes es tiempo de calidad, tener que esperar unos segundos a que mamá acabe de hablar por teléfono es tiempo de calidad… ¿o acaso no se aprende algo haciendo todo ello?

Lo único que tengo claro es que para un niño todo el tiempo que puede pasar con sus padres es enriquecedor, y que eso es imposible medirlo. 

Lo importante es conectarse con uno mismo para descubrir su propia verdad sobre la maternidad. Osho dice que la diferencia entre la verdad científica y la verdaderamente espiritual, es que la primera es social y la segunda individual. Esto significa que una vez que hay un descubrimiento científico que es tomado como válido, todos lo aceptan, lo incorporan y las siguientes generaciones construyen conocimiento a partir de esa verdad. Pero la verdad espiritual es única, cada persona debe descubrirla por sí misma a través de un proceso profundo que no termina nunca y que es imposible transmitir en forma absoluta. 

Y creo que con la maternidad sucede más o menos lo mismo. No hay una única forma de ser madre, no es mejor quedarse en la casa y posponer el desarrollo profesional ni es mejor trabajar afuera. Hay una forma que funciona para cada uno y para cada familia. Encontrarla es un desafío. Pero es en las soluciones individuales donde se manifiesta la diversidad humana y ese es el complejo secreto de la existencia.

La conclusión es corta y breve: No sé de quién es la culpa. Quizás sea del trabajo, de los políticos, de los horarios o del sistema capitalista. Al final me da igual de quién es la culpa. Lo que me importa es que nuestros hijos, esos niños que preferirían estar con nosotros, no pueden estarlo y que encima, que parece recochineo, salgan los “entendidos” a decirnos que eso es algo que no les afecta en nada y que al final es hasta positivo.

Y es que, como dijo el científico Albert Einstein, "la palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices".


P.D: Una imagen vale más que mil palabras. Espero que nuestras sombras no acaben nunca con el mundo de color de nuestros pequeños.


 Mª Esmeralda Ruiz Pina