Muchas veces he sugerido que
nunca estamos vacunados contra la recogida de raciones de estrés, pequeños
pedazos de pena, rabia, confusión, llanto, que como integrantes de equipos de atención
en emergencias estamos expuestos. Nos movilizan para acudir a emergencias…Accidente,
5 muertos…Suicidio, persona ahorcada…Accidente de autobús, 14 muertos…Y así
podemos citar una lista interminable de sucesos a los que acudimos para
facilitar los procesos y acompañar en el duelo a esas personas que han recibido
un trallazo emocional y que sus recursos habituales no les son suficientes para
poder dar explicación o poner en su realidad esto que ha sucedido tan de repente.
En cambio ahora lo que me
preocupa es la persona que ayuda, que acompaña, que gestiona la pena de otros
estabilizando zonas de comportamiento para que los procesos se normalicen y el
futuro de la inestabilidad surgida sea más parte de una realidad que nos hace
poner los pies en el suelo y vivir la situación de forma más “natural”. Sí,
esta persona que está tragando dosis ajenas de estrés y vive la pena de otros
con empatía, no con simpatía, para establecer una distancia los suficientemente
importante para que el trauma vicario no les afecte de forma que no lo pueda
controlar. El incidente crítico produce una serie de reacciones físicas,
emocionales, conductuales, cognitivas, y potencialmente puede interferir
emocionalmente en las habilidades para actuar en el lugar de trabajo en forma
inmediata, o posteriormente en el retorno o la rutina laboral y familiar: este
es el estrés del personal de primera respuesta
Es aconsejable hacer pequeñas
reuniones de estructuración cognitiva, de rememorar situaciones que nos
quedaron dentro, impactadas por lo impactantes que fueron, porque las vivimos
en primera persona cargadas de un nivel emocional de alto voltaje, si es que me
permiten llamarlo así. Y sucede porque no somos insensibles y no nos podemos
insensibilizar…, mejor que no. El principal objetivo inmediato con compañeros
expuestos a situaciones estresantes, conflictivas y traumáticas es el de
minimizar la severidad y duración del trauma emocional. Se debe permitir la
expresión de sus emociones y ayudarlos a entender y comprender sus sentimientos
y los efectos psicológicos que puedan aparecer algunas semanas después. Pero
para ello hay que preparar reuniones, entrevistas, “quedadas” para hablar de
aquella o aquellas situaciones que me están empezando a aparecer en sueños, por
ejemplo.
Al vivir una
experiencia traumática, las experiencias psicológicas, a menudo subestimadas,
pueden provocar de una forma más o menos lenta, un deterioro de la capacidad
adaptativa y sociocomunicativa de la persona. El Debriefing, por ejemplo, es un instrumento importante que ofrece
alivio a la persona a la vez que le posibilita exteriorizar y comparar sus
ideas, recuerdos y emociones perturbadoras con las de otras personas, de modo
tal que el sujeto víctima pueda comprenderlas y normalizarlas.
No olviden los líderes de los
equipos que si quieren mantener a un equipo “sano” deben facilitar la
ventilación emocional de los integrantes de su propio equipo, y más cuando se
tiene constancia de que se ha estado activado en muchos o en seguidos sucesos
impactantes para cualquiera, aunque es cierto, que la preparación de estas
personas para atender a los demás es de primera calidad y su formación ha ido
encaminada a encuadrar en su sitio las situaciones que a otros le suceden.
Si buscamos, por otra parte, la
palabra “Desmovilización” encontramos que nos la describe también esta técnica
que facilita nuestra ventilación, como una intervención brevísima que se
realiza al final de todo el acontecimiento crítico. Es una técnica de soporte
grupal que tiene como finalidad disminuir la presencia de perturbaciones
cognitivas y reacciones emocionales reactivas y desadaptativas y facilitar su
descarga.
No confiaros, hacedlo porque a
la larga veréis los inconvenientes si no prestáis atención a estas situaciones.
Vuestros equipos lo agradecerán y los resultados se verán, porque, además, las
reuniones unen, te hacen conocerte mejor y facilitan la comunicación de forma
totalmente distinta a los chat que tan imprescindibles se han hecho. No
sustituir una buena reunión cara a cara por una conversación por chat. Incluso
podemos empezar a ser conscientes que algunas personas se desligan de los equipos y no acuden a las activaciones porque, aparentemente sin razón, no se
encuentran con la suficiente fuerza como para enfrentarse a esa llamada.
¿Sabéis por qué? Analizadlo, por favor. ¿Miedo? ¿Desinterés? ¿Falta de
motivación? NO, no, no…¿Tenéis la respuesta?