Muchas
veces hemos dicho o hemos leído que la Mente es nuestra amiga y también nuestra enemiga,
dependiendo de qué cosa nos mande hacer o realizar, con ese poder real que tiene
sobre nosotros, pero que muchos creen que es necesario acallar, relajar o mejor, en momentos, aprender a no pensar, a ejercitar nuestro cuerpo para que acuda a los sitios que quiera sin esa
rémora que es la mente, juez y ejecutor de todo lo nuestro, y con mucha capacidad para juzgarnos y hacernos creer lo que no es, hasta anular nuestras acciones.
Cuando la mente
dice que sí a algo es mejor no resistir porque se realiza, si o sí. Es muy
poderosa y nuestra energía debería ir en ocasiones a saber cómo no pensar para
huir de los designios de ese poder tan alocado e irresistible, porque nos puede
y creo que le tenemos bastante miedo, pero mira por donde todos no pensamos
igual, faltaría más. Os dejo con una artículo encontrado en la Red, en la
página https://www.jananguita.es,
que nos habla precisamente de la necesidad que todos tenemos de que la mente nunca,
nunca se pare, y defiende que “querer
acallar la mente completamente es como querer detener el corazón. Sin la mente
no habría vida.” (Jan Anguita)
Leedlo y reflexionad porque
tenemos servido el debate que tanto nos gusta.
“¿Qué
opinión tienes de tu mente?
En
general no tiene muy buena fama, ¿verdad? A menudo la tratamos como a un
enemigo. Como si fuera el origen de todos nuestros problemas.
Y
en parte tenemos razón: es verdad que tenemos un problema con la mente. Se
descontrola con mucha frecuencia, y empieza a hacer cosas sin aparente sentido.
Pero
el problema no es ella, el problema somos nosotros. La mente es una herramienta
fantástica, lo que pasa es que no la estamos usando correctamente. Por
esta razón, en este artículo me gustaría hablar de cómo funciona la mente
exactamente, de por qué tiene esta tendencia a descontrolarse y de qué podemos
hacer para evitarlo.
La
mente es la herramienta que crea nuestra vida, y si queremos vivir de forma plena
y satisfactoria, tenemos que entenderla bien y aprender a controlarla.
Qué
Es la Mente
El
primer paso para entender bien cómo funciona la mente es tener siempre presente
cuál es su verdadera función. Y, como explicaba en un artículo reciente, la
función de la mente es crear. La mente no sirve para tomar decisiones ni para
analizar nuestro entorno, sino para crear la realidad.
Normalmente
no somos muy conscientes de este hecho, y este es uno de los motivos por los
que hemos perdido el control de la mente. No vemos la conexión que existe entre
nuestra mente y la realidad que vivimos, y creemos que son dos cosas separadas.
Pero
si te fijas bien, verás que tu vida encaja perfectamente con el tipo de
pensamientos que tienes habitualmente. Y no es casualidad: la mente crea la
realidad.
De
hecho, desde un punto de vista profundo, la mente ES la realidad. En última
instancia, el universo no es otra cosa que la mente de Dios. Todo lo que ves a
tu alrededor son pensamientos que Dios está teniendo ahora mismo. Pero este es
un tema que se merece un artículo entero. O dos…
El
hecho de que la mente sea la herramienta que crea la realidad hace que tenga
una característica muy particular: no se puede detener.
La mente no se
puede parar, porque si lo hiciera, la vida al completo se detendría. Es
importante tener esto en cuenta porque hay una tendencia bastante generalizada
a afirmar que la mente debe detenerse. Que la mente es un obstáculo para ver la
realidad profunda de las cosas, y que debemos hacerla callar. Muchas veces, se
asocia el concepto de meditación con esto: acallar la mente.
Pues
bien, esto no sólo no es posible, sino que además sería muy perjudicial. Querer
acallar la mente completamente es como querer detener el corazón. Sin la mente
no habría vida.
¿Por
Qué la Mente se Descontrola Tanto?
Dado
que la mente no se puede detener, esto quiere decir que siempre está creando.
Siempre.
Es
importante dejar de ver este hecho como algo negativo, porque es todo lo
contrario. Piensa que si tu mente se detuviera, tu vida se acabaría. Así que
debemos dejar de obsesionarnos con la idea de detener la mente: es un esfuerzo
completamente inútil, además de ser un auténtico intento de anularse a uno
mismo.
En
cambio, lo que sí merece nuestros esfuerzos es aprender a dirigir la mente.
Debemos aprender a controlar nuestra mente para que cree lo que
deseamos. Esta es la clave de una vida plena. Y
esta es también la clave del problema que tenemos con la mente.
Déjame
que te haga una pregunta: cuando caminas, tú decides donde pones los pies,
¿verdad que sí? Y también sabes que en cualquier momento puedes parar tus
piernas o cambiar la dirección que llevan, ¿verdad?
Ahora
bien, ¿haces lo mismo con tu mente? ¿Escoges conscientemente qué quieres pensar
en cada momento? ¿Eres consciente de que tienes el poder de cambiar el rumbo de
tus pensamientos cuando quieras? ¿Usas este poder?
Lo
más probable es que la respuesta sea “no”.
No
estamos dirigiendo nuestra mente, este es el origen del problema. Por esta razón nuestra mente va divagando
de una idea a otra sin aparente sentido. No hay nadie dirigiéndola, así que
navega sin rumbo definido.
Para
entenderlo mejor, imagínate un capitán que está conduciendo un barco, y que de
repente suelta el timón y se pone a mirar por la barandilla. ¿Qué hará el
barco?
No
se quedará quieto, ¿verdad? Seguirá moviéndose, pero en lugar de estar
gobernado por alguien que sabe a dónde quiere ir, se moverá a la deriva.
Pues
esto es lo que nos pasa a la mayoría de nosotros: nuestra mente va a la deriva
porque nadie la está guiando. No le estamos diciendo dónde que queremos que
vaya. No estamos escogiendo conscientemente nuestros pensamientos.
Hemos
soltado el volante y nos hemos puesto a mirar por la ventana.
Quién
Controla Tu Mente
Actualmente,
la mayoría de las personas no controlamos activamente nuestras mentes. No
elegimos de forma consciente lo que pensamos.
Pero
como no puede detenerse, la mente sigue creando. Una pregunta importante es: si
no somos nosotros los que decidimos el tipo de pensamientos que crea nuestra
mente, ¿quién lo hace?
Para
responder a esta pregunta podemos volver a usar el ejemplo del barco: cuando un
capitán deja de guiar su barco, ¿hacia dónde se mueve? Pues si nadie lo guía,
el barco se mueve en función de dos cosas: la dirección que llevaba antes de
que el capitán se fuera, y el movimiento del mar.
Pues
lo que le pasa a nuestra mente cuando no la guiamos es muy similar: continúa
moviéndose en función de dos cosas:
1.
La
dirección que llevaba.
2.
Los
pensamientos de la humanidad en general, especialmente nuestro entorno más
cercano.
El
primer punto es el que hace que, si no hacemos nada para evitarlo, los
pensamientos tiendan a ser repetitivos. Como cualquier otra cosa, la mente
tiene inercia, y tiende a seguir la dirección que llevaba si nada la hace
cambiar.
Esto
quiere decir que, si no haces un esfuerzo consciente para controlar lo que
piensas de forma deliberada, tus pensamientos tenderán a ser los mismos una y
otra vez. Y esto, a su vez, hará que las cosas que te pasan también sean
siempre las mismas: como si estuvieras en un bucle de repetición.
Seguramente,
esta sensación la has vivido muchas veces, ¿verdad? Nos pasa a todos. Pues el
motivo es que no estamos guiando nuestra mente, de manera que se mueve por
inercia en función de los pensamientos del pasado.
Aparte
de la inercia, hay otro componente que también afecta a la dirección de la
mente: los estímulos que nos llegan del exterior.
Por
ejemplo, si tú estás tan tranquilo pensando en cosas agradables, y llega
alguien y te cuenta una mala noticia, seguramente te afectará y hará que cambie
la dirección de lo que estabas pensando hacia cosas más negativas.
Pero
esto sólo será así si tú no controlas activamente tu mente. Tú eres el dueño
absoluto de lo que pasa en tu cabeza, y los acontecimientos externos sólo
pueden afectar a tus pensamientos si tú dejas que lo hagan.
Si
un capitán apaga los motores del barco y suelta el volante, el barco se volverá
muy vulnerable al movimiento del mar. Pero con los motores a toda máquina y el
timón bien agarrado, el barco rompe las olas y marca libremente su camino.
Del
mismo modo, si tú tomas el control de tus pensamientos, el mundo exterior no los
puede modificar.
Como
Controlar la Mente
Resumiendo
un poco lo que hemos comentado hasta ahora, se podría decir que la mente tiene
dos modos de funcionamiento, uno activo y uno pasivo:
- En modo
activo, tú decides deliberadamente qué pensamientos quieres tener.
- En modo
pasivo, la mente va “sola” y crea pensamientos en función del pasado y
de lo que está pasando en tu entorno.
Así
pues, para que nuestros pensamientos (y por lo tanto nuestra vida en general)
no sean una rueda repetitiva ni dependan de lo que ocurre en nuestro entorno,
debemos empezar a guiar a nuestra mente de forma activa. Debemos controlar
deliberadamente lo que pensamos.
Esto
es algo que no estamos acostumbrados a hacer. Por alguna extraña razón, ni se
nos pasa por la cabeza la posibilidad de controlar nuestros pensamientos.
Creemos que hacer algo así ni siquiera es posible. Hemos aceptado como normal
el hecho de que la mente vaya sola.
Pero
este es un lujo que no nos podemos permitir. Lo que pasa por nuestra cabeza se
acaba manifestando en la realidad externa, así que si no controlamos nuestra
mente, no controlamos nuestra vida.”