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viernes, 22 de junio de 2018

Con caminos asertivos y el amor como facilitador.

Revisando documentación sobre Asertividad en mi despacho he encontrado un escrito, una carta que en su momento solicité a un paciente que escribiera a su pareja.

Recuerdo la tristeza, el enfado, el difícil control de impulsos que manifestaba cada vez que abordábamos el tema que le trajo a consulta de Orientación  y que fácilmente deduciréis al leer lo que después os expondré.

Había amor, sí, relación de ayuda y cooperación como pareja, pero a la hora de enfocar lo que se sentía se entraba en una “pelea” y se llegaba a rutas intransitables y calles sin salida, dando a la relación unos tintes de insostenibilidad que rayaba en la necesidad de dejarse el uno al otro. Pero tras unas diez sesiones, nuestro protagonista fue capaz de poder enfocar su problema desde otra perspectiva con bastante menos agresividad y enviar a su “amada mujer”, como él la llamaba y sentía, la siguiente carta. Espero que la sepáis entender, analizar y juzgar. Obsérvese cómo intenta utilizar mucho los “mensajes yo”, menos agresivos que los “mensajes tú”.

“Septiembre de 2012

Cariño: estas situaciones no hacen más que repetirse y yo no sé qué hacer. Lo intento, lo reintento, lo vuelvo a intentar con el único objetivo de no perderte porque eres una de las personas más importantes de mi vida y la mujer que hace que mi vida se llene de cosas, tanto buenas como menos buenas. Aunque al final lo importante es que mi vida sin ti no es la misma ni por asomo, pero me gustaría que de una vez intentaras entenderme y dejaras de mirarte tu ombligo y esconderte detrás de tus miedos ancestrales (y lo entiendo).

Es cierto que no me encuentro nada bien porque no veo que nada avance…nada veo diferente y me siento abocado a un más de lo mismo que me coarta mi forma de ser y de actuar. Te entiendo muy bien y por eso, a pesar de estar sumamente triste, no tengo ni rencor ni enfado contigo, aunque sí una frustración que va más allá de mí mismo.

Si quiero disfrutar de mi tiempo contigo he de irme a tu terreno, a ese terreno en el que todo son responsabilidades con los demás, problemas, hacer la vida fácil a los otros, desvivirse por aquel que lo reclama y siempre estar preparado para salir pitando cuando alguien tiene un problema y nos avisa. Parece que el cosmos hace que atraigamos los problemas y olvidemos que la vida también nos pertenece y tenemos un derecho a vivirla sin interferencias…disfrutar, soñar, vivir…, sí, pero ¿cómo?

Tengo las sensaciones que estoy tirando momentos, desperdiciando sueños porque si quiero soñarte ha de ser en tu propio palacio. Mi espacio y lo mío no te llena en absoluto y esto junto a tu miedo, que entiendo, hace que “me arrastres” a ser una derivación tuya, como si yo no tuviera vida y el sentido a ella se lo pusieras tú. No veo futuro así y cuando no entiendo las cosas y por mucho que lo intente la respuesta es la misma, sigo sin entender, sin comprender nada y esta visión me descompone porque haga lo que haga todo sigue exactamente igual, con la diferencia de que cada vez estamos más en la forma de tu vida y me siento arrastrado a ser en ti, y no soporto esa sensación.

Eres muy buena, cariño, pero creo que estás equivocada y los demás te necesitan tanto y tú a ellos que yo no quepo ahí.

No tenemos una relación de igualdad…A tu lado ha de ser sumisión, aceptación y la única que organiza, la líder de la manada, la Mamá, tienes que ser tú y eso yo no lo concibo así porque no puede ser que cada vez tengas más hermanos pequeños, más hijos, más de todo y no quede espacio para pensar en otra cosa que no sea trabajar y vivir para los demás. Esto es muy triste.

Te quiero y a estas alturas deberías saberlo, pero parece que no es así. No te lo crees y siempre me das la sensación de que lo que sientes es que quiero apoderarme de ti y que más que amigo soy un enemigo que has de mantener a distancia para que no te haga daño. NO es justo y aunque digas que no es nada como yo estoy diciendo, míralo, obsérvalo bien y verás como algo de razón tengo.

Tu miedo te distancia de mí y a mí de ti, pero te quiero y mi corazón se destroza cuando piensa que no puedo verte y no podré estar el resto de mi vida contigo porque parece imposible.

Tenemos vida, tenemos la edad, tenemos la oportunidad y somos (o deberíamos ser a pesar de las responsabilidades pero no tantas, por Dios) libres para actuar y poder ser el nosotros que tanto ansío. Siento mucho no poder ver las cosas como tú y decir sí a todo porque aunque sería un pelele que al final no te gustaría, a corto plazo y a medio tú serías feliz y yo también, pero no puedo, aunque te quiero y te querré toda mi vida.

Esta mañana necesitaba verte, saber que estabas bien y mirar tu cara y rozar tus labios. Lo necesito más veces de las que te imaginas, pero hay muchas sombras que se yerguen ante nosotros; unas las pones tú y otras yo, pero existen. ¿Es que no tenemos suficiente luz como para disminuir esas sombras tan malvadas? ¿Es que no podemos llegar a acuerdos tan fuertes y buenos para ambos que nos hagan disfrutar de la felicidad? ¿Es que tu negativismo ante muchas cosas no podrá atenuarse y ver lo positivo de las muchas cosas que nos rodean?

Mi vida es mucho más estrecha sin ti porque sé que te amo y me despiertas todo tipo de sensaciones. Te quiero, cariño, pero mi tristeza está dando unos pasos extremadamente grandes y no quiero entrar en ese camino. Te necesito pero no puedo dejar de ser yo y expresarte lo que mi corazón y mi alma sienten. Te amo, cielo mío.

Conociéndote como te conozco sé que vas a intentar rebatir punto por punto lo que te digo aquí, pero no creo ese sea el camino. Intenta hacer algo diferente…algo que te ayude, que nos ayude.


¡Quién sabe qué pasará!”


Juan José López Nicolás. O.F.

viernes, 8 de junio de 2018

Caminando hacia la Asertividad

Cuestionario SIA
 (Del artículo de http://laura-aprendeaserasertivo.blogspot.com/ en noviembre 2010)

Las personas deben estar preparadas para manejar inteligentemente los conflictos interpersonales. Estos surgen naturalmente, debido a que los individuos poseen creencias, sentimientos y deseos divergentes. De no manejarse con cuidado, estos conflictos pueden causar sentimientos de inseguridad, exclusión, irritación y frustración.

Tales situaciones de tensión pueden prevenirse por medio de un comportamiento asertivo responsable. La asertividad fue descrita inicialmente en 1949 por ANDREW SALTER como un rasgo de personalidad, y la entendemos como un comportamiento comunicacional maduro en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, no obstante, muchos obvian el valor de promover el comportamiento asertivo. Algunos se oponen al entrenamiento en asertividad debido a que confunden el comportamiento asertivo con el agresivo. Cuando estas personas escuchan la palabra “asertividad”, imaginan personas que demandan sus derechos en forma ruidosa y ofensiva. Dichas personas consideran que entrenar a alguien para ser asertivo significa convertirlo en un ser calculador y manipulador, que intenta controlar a los otros con el objeto de lograr fines egoístas. Ellos temen que la asertividad transforme a personas agradables en seres rebeldes e irritables. Nada podría estar más alejado de la realidad, ya que esas características son típicas del comportamiento agresivo y no del comportamiento asertivo.

El hecho es que el comportamiento de las personas fluctúa entre la pasividad y la agresividad, y el comportamiento asertivo se ubica entre esos dos extremos. La asertividad se basa en valores humanos que sólo pueden ser beneficiosos para la comunicación interpersonal. Una vez que las personas comprenden realmente las metas, derechos y comportamientos asertivos, aprecian con prontitud su valor en promover el desarrollo de conceptos saludables de la autoestima y la habilidad interpersonal efectiva.

En un clima adecuado, los individuos pueden lograr sus derechos sin perjudicar a otros ni ir en contra de los derechos de los demás. La actuación asertiva ayuda a que las personas controlen su comportamiento (siendo menos temerosas y más expresivas sin llegar a la agresividad y hostilidad). Al aplicarse correctamente, la asertividad establece un balance de poder entre individuos en conflicto, de manera que cada uno obtenga provecho de la interrelación. El propósito no es someter a otros, sino más bien asegurar la satisfacción mutua en la resolución de conflictos.

La meta principal de la asertividad consiste en mejorar la auto imagen y aumentar la efectividad en situaciones sociales y profesionales. El comportamiento asertivo puede optimizar la contribución del individuo a la organización o en general a un contexto social. Sin embargo, este comportamiento puede lograrse solamente si comprendemos y respetamos los derechos individuales.

La comparación de los patrones de comportamiento asertivo, agresivo y pasivo, provee una visión sobre los beneficios personales, profesionales y organizacionales que aporta el conocimiento asertivo responsable.

El comportamiento pasivo ocurre cuando la persona renuncia a sus derechos por complacer a los demás. Los derechos de los individuos pasivos son violados, bien sea porque ignoran sus propias necesidades o porque permiten que otros abusen de sus derechos. Estas personas usualmente justifican su comportamiento con el supuesto deseo de no querer crear problemas o involucrarse en situaciones desagradables, Generalmente aceptan toda crítica, sintiéndose culpables y se disculpan aun cuando la crítica sea injusta.

Cuando surgen conflictos interpersonales inevitables, típicamente, las personas pasivas no expresan sus opiniones o sentimientos tratando de ocultarlos. Nuestra cultura promueve la pasividad al enseñar a los individuos a no expresar sentimientos por el miedo de ofender a otros. En realidad, tal comportamiento motiva a otros a aprovecharse de la situación y a infringir los derechos de la persona pasiva.

Cuando los individuos sienten que deben comportarse asertivamente pero reaccionan con pasividad, disminuye su autoestima. Aunque algunos manifiestan admiración por las personas pasivas, lo que realmente les agrada es el no ser obstaculizado por ellas.

Aun cuando la pasividad ayuda a evitar los conflictos, las personas pasivas usualmente se sienten explotadas, no tomadas en cuenta, indefensas, molestas o resentidas. No sólo pierden el respeto de otros sino, aún más importante, el respeto propio.

Los efectos de la continua pasividad son acumulativos y en último término, devastadores. La pasividad continúa erosionando la autoconfianza y, en algunos casos, causa depresión severa y un sentido general de minusvalía. Los deseos de las personas pasivas son obviados en la mayoría de las situaciones y rara vez logran su pleno potencial.

Los individuos pasivos, pocas veces aceptan la responsabilidad por la calidad de sus vidas. Algunas veces, cuando se les presiona demasiado hacia una situación desagradable, pierden el control sobre sus emociones y reaccionan explosivamente. Sin embargo, lo más común es que jueguen al mártir silencioso, culpando secretamente a los demás por su falta de autoestima. Rara vez se dan cuenta de su cuota de responsabilidad por su situación infeliz.

A diferencia del comportamiento pasivo, el comportamiento agresivo ocurre cuando las personas pelean por sus derechos de tal manera que llegan a violar los derechos de los demás. Los individuos agresivos con frecuencia se comportan ofensivamente y utilizan el sarcasmo y la intimidación para dominar a otros. Tienden a emitir señales sutiles de que crean climas de comunicación defensiva y provocan discusiones y hostilidades en lugar de promover la cooperación. Independientemente de cómo se manifieste, el comportamiento agresivo desmoraliza a los demás.

El comportamiento agresivo puede promover un círculo vicioso. Las personas agresivas discuten a menudo para defenderse de las críticas que ni siquiera han sido emitidas. Ello se debe a su vulnerabilidad ante amenazas (reales o imaginarias). A su vez, el comportamiento promueve una reacción de antagonismo en los demás.

En efecto, las personas agresivas intentan destacar a costa de la autoestima de otros. El propósito de esta agresión es dominar o humillar a otros en lugar de expresar los sentimientos honestamente. En los encuentros agresivos, los participantes se ven forzados a adoptar posiciones antagónicas.

El comportamiento agresivo se manifiesta de muchas maneras, todas improductivas. Al igual que las personas pasivas, los individuos agresivos se preocupan por su incapacidad de establecer relaciones amistosas y resolver conflictos satisfactoriamente. A largo plazo, el comportamiento agresivo sólo produce consecuencias desfavorables: nadie gana, todos pierden. El comportamiento asertivo ocurre cuando los individuos defienden sus derechos sin que ello implique violar los derechos de los demás. La asertividad implica expresiones directas, honestas y apropiadas de nuestras creencias, necesidades y sentimientos. Significa auto respeto; es decir, valorarse a uno mismo y tratarse con tanta inteligencia y consideración como merece cualquier ser humano.

Al comunicarnos con personas agresivas, podemos saber cuáles son sus posiciones, ya que expresan lo que piensan. Sin embargo, la asertividad no implica que uno pueda hacer o decir cualquier cosa bajo el pretexto de la franqueza. El comportamiento asertivo maduro nos lleva a ser responsables de nuestras acciones.

Debido a que las personas asertivas consideran que todos los individuos tienen iguales derechos a expresarse honestamente, demuestran que respetan a los demás tanto como a sí mismos. Por lo tanto, el comportamiento asertivo aumenta la autoestima, conlleva al desarrollo del respeto mutuo y al logro de las metas propias sin sacrificar la de otros.

No obstante, los individuos asertivos no siempre logran lo que desean. Se puede ser asertivo y realizar algo que no deseamos hacer, si alguien lo requiere verdaderamente. Sin embargo, no es asertivo el hacer algo que otra persona desea si tenemos resentimientos al respecto. Las personas asertivas buscan lograr el equilibrio entre estar excesivamente preocupadas por los demás – al punto de olvidar sus propias necesidades y el de ser egoístas. El comportamiento asertivo reduce las posibilidades de dañar, culpar o alienar a otros.

Dar a conocer nuestras necesidades y tomar responsabilidades por nuestras acciones, disminuye la tendencia a culpar a otros o a vengarse de ellos cuando no se alcanzan las metas propuestas.

Las personas asertivas pueden escuchar las críticas, evaluarlas si son pertinentes y luego negociar los cambios de comportamiento deseables. Mientras que el comportamiento agresivo sacrifica los derechos de un individuo para que otro se beneficie, el comportamiento asertivo se enfoca en negociar cambios de comportamientos razonables y mutuamente beneficiosos. Hay que saber que atacar al que tenemos enfrente en vez de hacerlo con el comportamiento que nos ha disgustado, es destructivo.

Cuestionario de Suposiciones e Ideas Asertivas-

Escribe en un papel el número de las frases que se enumeran con las que estás de acuerdo, anota aquellas que para ti son ciertas y definen tu forma de pensar o actuar en tus relaciones con los demás.

1. Es ser egoísta anteponer las necesidades propias a las de los demás.

2. Si alguien hace una pregunta tienes derecho a responder o a no hacerlo.

3. Es vergonzoso cometer errores. Hay que tener una respuesta adecuada para cada ocasión.

4. Es una buena política el no estar pendiente de si la gente tiene o no buena voluntad.

5. Si uno no puede convencer a los demás de que sus sentimientos son razonables, debe ser que está equivocado o que se está volviendo loco.

6. No estás obligado a tener que anticiparte a los deseos y necesidades de los demás.

7. Hay que respetar los puntos de vista de los demás, especialmente si desempeñan un cargo de autoridad. Mejor guardarse las diferencias de opinión para uno, escuchar y aprender.

8. Tienes derecho a no responsabilizarte de los problemas de los demás.

9. Hay que intentar ser siempre lógico y consecuente.

10. Tienes derecho a no tener que justificar ante los demás tus sentimientos y acciones.

11. Hay que ser flexible y adaptarse. Cada uno tiene sus motivos para hacer las cosas y no es de buena educación enfrentarse e interrogar a la gente.

12. Es adecuado estar solo si lo deseas, aunque los demás deseen tu compañía.

13. No hay que interrumpir nunca a la gente. Hacer preguntas denota estupidez.

14. Tienes derecho a decir “no”.

15. Las cosas podrían ser aún peores de lo que son, No hay que tentar a la suerte e intentar cambiarlas.

16. Ante un trabajo bien hecho tienes derecho a recibir aprobación y reconocimiento.

17. No hay que hacer perder a los demás su valioso tiempo con los problemas de uno.

18. A veces, está bien ignorar los consejos bienintencionados de los demás.

19. A la gente no le gusta escuchar que uno se encuentra mal, es mejor aparentar que estás bien.

20. Tienes derecho a pedir a los demás ayuda y apoyo emocional.

21. Cuando alguien se molesta en dar un consejo, es mejor tomarlo seriamente en cuenta, porque suele tener razón.

22. Es humano sentir dolor, así como, poder expresarlo.

23. La satisfacción de saber que se ha hecho algo bien es la mejor recompensa. A la gente no le gustan los alardes. La gente que triunfa, en el fondo, es envidiada. Hay que ser humilde ante los halagos.

24. Vayan las cosas bien o mal, tienes perfecto derecho a intentar un cambio.

25. Hay que evitar dar negativas a los demás e intentar adaptarse, de lo contrario, no los encontrarás cuando los necesites.

26. Es legítimo interrumpir a cualquiera si necesitas una aclaración.

27. No hay que ser antisocial, si dices que prefieres estar solo, los demás pensarán que no te gustan.

28. Tienes derecho a hacer críticas y a protestar por un trato injusto.

29. Tienes que tener siempre una buena razón para lo que sientes y haces.

30. Tienes derecho a cambiar tu forma de pensar o tu forma de actuar.

31. Cuando alguien tiene un problema siempre hay que ayudarle.

32. Tienes derecho y es saludable tener tus propias opiniones y convencimientos, aunque difieras de los demás.

33. Hay que ser sensible a los deseos y necesidades de los demás, aún cuando éstos sean incapaces de demostrarlos.

34. Tú debes ser el juez último de tus sentimientos y aceptarlos cómo válidos.

35. Es una buena política ver siempre el lado bueno de la gente.

36. Tienes derecho a cometer errores.

37. No está bien quitarse a la gente de encima, si alguien hace una pregunta, hay que darle siempre una respuesta.

38. Algunas veces, está bien anteponer las propias necesidades.

RESULTADOS:
Las aseveraciones numeradas con un Nº IMPAR definen suposiciones “falsas” que nos impiden comportarnos con los demás de una manera asertiva. Cuanto mayor sea el número de estas cuestiones con las que estás de acuerdo, mayor es la probabilidad de que tengas problemas de asertividad. Las relaciones sociales te producen malestar.

Las aseveraciones con un Nº PAR definen cada uno de los derechos legítimos que tenemos como individuos, y, por tanto, facilitan comportarnos como adultos asertivos. De la misma forma, elegir un mayor número estas ideas, es indicativo de que eres una persona asertiva, y te manejas con eficacia en las situaciones sociales. Las interacciones con los demás te generan satisfacción.

lunes, 24 de junio de 2013

La asertividad, ingrediente fundamental de la comunicación en los problemas de pareja


Estamos ahondando en buscar algo para que no se rompa nuestra pareja…, en saber qué es ese algo (que no reconocemos qué es) que nos incita a discutir y a mirar las cosas desde prismas tan distintos que nos separamos, tanto que a veces ni nos encontramos (y estamos en la misma habitación)…, y crece la rabia, la sensación de fracaso, de desamor.
“Ya pienso que es que no lo quiero…”, pero sí sé que no quiero estar del todo sin él…,¿qué me está pasando?, ¿qué nos está pasando para haber llegado a este punto?

Así nos pasamos la vida buscando y sintiendo que algo raro nos pasa porque no nos sentimos bien, y somos incapaces de mirar hacia nuestro interior oyendo el consejo de ese que nos dice al oído que la persona que tenemos enfrente es la culpable de las situaciones que vivimos. Pero nos callamos y fraguamos dentro tal cantidad de pensamientos irracionales y distorsiones que casi no podemos razonar de una forma positiva. Casi ya ni verbalizamos más que emociones negativas parando el motor de algo tan básico como son la forma de comunicar y la forma de verbalizar hasta el más recóndito de mis sentimientos (emociones).

Tal vez no sepamos que una de las cosas más fundamentales que ayuda a que la relación de pareja mejore, es insistir en practicar, y abrir la mente, para aprender y aprehender las formas para comunicar qué es lo que verdaderamente queremos. Eso que consiste en poner en palabras lo que nuestra mente piensa y siente. Es complicado, como dicen muchos autores, para una personas el tener que adivinar constantemente qué es lo que quiere el otro, y si partimos de esta premisa, se hace conveniente (y justamente necesario) emplear la asertividad,
que no es otra cosa que expresar nuestro punto de vista desde un perspectiva equilibrada, sin caer en la agresividad ni en la pasividad extrema.

Roberto Doussang, entendido en la materia, comenta: “La clave está en la asertividad. Siendo asertivos logramos transmitir directamente nuestros deseos sin el problema del resentimiento o de la resistencia en nuestra pareja.
La gran dificultad radica en que muchas parejas han dejado de ejercitar el músculo de la asertividad en su relación, y dan espacio a las exigencias egoístas y a los sentimientos de incomprensión y victimización.



Es común en una crisis de pareja, que uno de los miembros (o ambos), sientan que el otro “les debe algo” o que no se han comportado “como esperábamos”. Creemos inconscientemente que nuestra pareja debería haberse amoldado a nuestros deseos, o tener una forma de ser que calce con aquello que nosotros consideramos como bueno. Sin embargo, esta visión, que no necesariamente tiene que ser explicita o consciente a nivel mental, encierra mucha frustración y agresividad.


Otra característica que distingue a parejas que tienen conflictos constantes, es que todas estas fantasías mentales de lo que “debería ser nuestra pareja”, suceden a dentro de nosotros mismos, pero no las expresamos verbalmente. No decimos “me gustaría que pasáramos más tiempo juntos” de forma calmada. Sino que comenzamos a dar rodeos enormes en torno a situaciones anexas, esperando que el otro arme las piezas de un rompecabezas que no tiene una conexión aparente.


Por ejemplo, podemos encontrarnos con situaciones donde discutimos con nuestra pareja cuando salimos fuera de casa. Tal vez él o ella se molesten por el clima, la lentitud del tráfico, etc. Puede ser un sinfín de sucesos que nos ponen en un estado negativo e incómodo. Sin embargo, quizás la verdadera causa es que hemos fallado en decir de manera sencilla que no queríamos salir, porque preferíamos estar en casa y compartir otras actividades con nuestra pareja. Pero en vez de eso, elegimos criticar todo, molestarnos porque nuestra pareja “no sabía” que no teníamos ganas de salir de casa.”

La verdad es que el problema fundamental reside en que muchas personas no se atreven a expresar, a verbalizar, las cosas que queremos o sentimos o simplemente aquello que no nos parece bien o nos inquieta.
Siempre digo que en la pareja, entre las personas, nos lo podemos decir absolutamente todo, siempre y cuando la forma de hacerlo cumpla las bases fundamentales del respeto hacia el otro y no avasalle en su expresión.

R. Doussang, continúa en la línea de esta exposición, aseverando que, aunque la asertividad algunos la intentan llevar a cabo, “..muchos confunden la asertividad con ir y decir de forma seca qué es lo que uno quiere. Eso no es ser realmente asertivo. Las personas que actúan de esta forma llevan oculta la pesada carga de la queja constante. Se consideran a sí mismas como “sinceras y directas”, pero en realidad solo crean resistencia en los demás.”

Lo más apropiado, y como dice este autor antedicho, está en poner en práctica, como inicio práctico para conseguir la asertividad, unos consejos que preconiza:


“Pon atención en el otro. Parece ser que el hecho de ser asertivos tiene mucho que ver con comunicar lo que sucede dentro de nosotros. Sin embargo, seremos mucho más asertivos si tomamos en cuenta cómo se siente el otro. De esa forma podremos abordar la conversación desde una ángulo donde el otro se sienta cómodo y recepcione de buena gana lo que queremos decir.

Ten claro cuáles son tus reales motivaciones. A veces tenemos sentimientos confusos acerca de que es lo que realmente quieres. Esto es parecido al ejemplo de la tienda. Si quieres comprar, por ejemplo, zapatos, es de mucha ayuda que tengas en tu mente una idea más o menos clara de tu preferencia. De esa forma evitaras la confusión y la indecisión en tus deseos.

Sé honesto. Esto evitara que tu mensaje llegue sin distorsiones. Si quieres algo, no busques pretextos para conseguirlo.

No juzgues al otro. Si realmente deseas ser asertivo para mejorar tu relación de pareja, entonces no coloques etiquetas mentales sobre lo que tú crees que está sintiendo tu pareja. Decir cosas como “nunca me escuchas” revela que no te importa lo que realmente piensa el otro, si no que estás más preocupado de tus propios pensamientos al respecto. Si dijeras, “a veces tengo la sensación de que no me escuchas con suficiente atención” estas comunicando tu interpretación sin asignarle tajantemente la etiqueta de verdad absoluta.”

lunes, 4 de junio de 2012

Tormento no asertivo de un sufrimiento.

Todos atendemos a razones emocionales que eliminan nuestra propia fuerza de la razón por no querer hacer daño a alguien a quien queremos, o tenemos afecto, o simplemente nos cae bien. Caemos en la quietud de acción sacrificando nuestro bienestar por el de esa otra persona que nos ensombrece, pero lo queremos, nos adultera el alma, pero le queremos, nos enlentece las ganas de vivir y nos quita el aire, pero no nos permitimos hacerle daño, porque va a sufrir.

Va a sufrir porque necesito decirle que no estoy bien así y necesito espacio, sentirme sola conmigo misma y con mi vida. Necesito equivocarme y aprender de estas lecciones vitales que son los fallos que cometo, he cometido y cometeré. Va a sufrir porque necesito sentirme libre y no con esta dependencia que me adormece el alma por saborear la sensación de que no puedo ser en mí misma. ¡Sé que va a sufrir!, pero yo no me expreso…, sufro yo porque no sufra él…Pero no tengo valor para verlo destrozado…porque va a sufrir, ya que detecto una dependencia emocional tan grande (yo también la tengo) que hasta me ha dicho alguna vez, “ámame…, quiero que me quieras.”, ¡como si el amor se tuviera que pedir u obligar a dar!

Con estos sentimientos que tengo sé que me inmovilizo y no pienso para nada en mí, ¿qué hacer, Dios mío?
No puedo dejar de sentirme sin sentir que soy algo más que una mera acompañante para satisfacer las necesidades emocionales y afectivas de alguien que no deja de ser, al mismo tiempo, víctima y verdugo; no deja de ser el protagonista de un juego que se enmaraña con las definiciones de la vida para participar con plena conciencia, pero jugando sólo, sin nadie, a veces, sin red…

Sé que se frustra y aquí estoy yo, sé que se enfada, y aquí estoy yo, sé que piensa en ser feliz y aquí estoy yo para darle sus más altos beneficios que enmarquen su vida en la felicidad que no sabe crearse por él mismo. Pero al final me necesita para poder ser, negando la verdadera realidad porque nada ni nadie puede ser en otro sin ser primero en uno mismo.

Hoy he consultado con alguien y me ha descubierto una nueva identidad propia enlucida en unas palabras que al principio no he entendido: Asertividad y plena conciencia de mí misma.

La verdad es que doy gracias por haber sido consciente de mi propio dolor que ha hecho que me mueva para poder cambiar, no sin un gran trabajo interior, todo lo que alrededor no me gusta, todo lo que ensombrece mi vida porque, y me lo han repetido hasta la saciedad, yo soy la artífice, la protagonista de mi propia vida, y que aún estando llena de responsabilidades que se aceptan integradas, no puedo decir sí a aquello que anule mi propia voluntad de ser, sentir y vivir. No puedo negociar mis derechos inalienables, pese a quien pese; pero esto hay que aprenderlo, hay que interiorizarlo hasta un nivel profundo, formando parte de la intimidad de tu propia piel.

Si pienso detenidamente podré lograr ver y percibir que las experiencias emocionales nos ayudan muy a menudo a dotar de sentido y a dirigir nuestra vida, porque sin ellas, seguramente, nuestra existencia consistiría en algo así como ver la vida pasar desde la indiferencia y la pasividad. Y me he dado cuenta que no puedo negarme a las emociones, no puedo ponerme una coraza y negarlas, ya que a veces pienso que las emociones no se eligen, simplemente se sienten, pero si aprendo a hacerlo de la forma adecuada, con conciencia, con inteligencia…,con ayuda, lograré que lo que alguna vez me aturde al negarme, al ofrecer resistencia a experimentarlas, no suceda y me dé la oportunidad para no acabar añadiendo aún más estrés a la situación.

¡He decidido empezar un cambio en mi vida! porque en estas sesiones de Orientación he aprendido que es muy común que las personas que se sienten incomprendidas, ignoradas y manipuladas acumulan tal frustración que llegan a unas consecuencias negativas a corto y largo plazo, además de generar una baja autoestima, siendo habitual que acaben “estallando” en un desajuste emocional importante. Y yo no quiero esto…, no quiero más de lo mismo.

¡Menos mal que he llegado a tiempo para ordenar mi vida!


Juan José López Nicolás

lunes, 18 de octubre de 2010

APRENDER A DECIR NO

En varias ocasiones hemos hablado de la asertividad, pero lo cierto y verdad es que por mucho que dialoguemos y dejemos pequeñas pistas para reflexionar sobre el tema para que se ponga en práctica, nos seguimos encontrando a personas que hipotecan su vida en la relación con los demás, por no saber decir un “no” a tiempo.

Sabemos que es difícil, pero por favor, intentadlo y recapacitad por vuestro propio bien, ya que nos preocupa mucho esta situación, sobre todo, cuando te encuentras con personas sumamente buenas, cálidas y amorosas a las que les embarga un tipo de tristeza que engloba una profunda sensación de soledad, amargura, injusticia y aislamiento. Todo esto porque hay una realidad, a veces sin ser consciente, que se ha mantenido en el tiempo que llevan su vida, su actividad a hipotecarlas por la supeditación a otros, ante situaciones, que aun siendo importantes y necesitando de tu participación, requieren de un compartir que no se obtiene.

Decimos participación, que no erigirse como “único ser en la tierra” que debe llevar a cabo esta misión. Claro, los demás no hace lo que deben y yo me sobrecargo…pero yo lo hago, y esto precisamente es lo que hace que se produzca una ansiedad impresionante y un malestar que lleva, en ocasiones, a la mismísima angustia. No se sabe como parar esta dinámica, porque la dejadez de los otros produce cantidad adicional de trabajo y tiempo que es injusto a todas luces,…pero lo hago.

Mientras lo siga haciendo, los demás seguirán sin hacerlo. ¡Vaya problema y en menudo círculo vicioso se mete uno!

Lo que sucede en estos casos, es que uno, además de encargarse de cuestiones que no les son satisfactorias (y que no tiene ninguna obligación de hacer algunas veces) casi nunca tiene tiempo para dedicarse a hacer las cosas que le importan realmente, justamente por dedicarse a satisfacer a los otros.

Por cierto, estas personas adoran auxiliar a otra gente, pero hacer de todo para los demás los lleva a perder oportunidades personales. Por eso, es muy necesario poder cambiar esta conducta negativa, lo que se puede hacer empezando por darse tiempo a uno mismo.

La pregunta sin embargo es: ¿Cómo hacer, después de tanto tiempo, para decirle a la familia y los amigos que no puede hacer todo lo que ellos le piden? Para ello es fundamental empezar a aprender a decirlo con el fin de tener tiempo para uno mismo.

La primera cuestión, será darse cuenta del hecho de que decir que “no”, no es una cosa tan terrible. No significa que no se quiera ayudar a otras personas ni dejar de estar allí para ellos, sino que simplemente se necesita poner algunos límites, para otorgarse sus propios tiempos. Cierto es que la palabra “no” se utiliza para expresar rechazo. Por eso es tan duro para algunos de nosotros decir que no, pues a casi nadie le gusta rechazar a nadie. Pero este tipo de “no”, se debe ver no como un rechazo, sino como una sincera expresión de deseo, en donde se ponga de manifiesto que no se pueden hacer las cosas bien, en ese mismo momento en que los demás necesitan de la ayuda.

Cuando una persona se reconoce por estar siempre allí y ser capaz de hacer de todo para todos, llega a ser un hábito que todos les pidan una ayuda constante. Y lo que se debe hacer, justamente, es romper ese hábito, eso a lo que hemos acostumbrado a todos.

Nunca se debe permitir ser el único disponible para echar una mano o para tratar de complacer, si primero uno no se complace a sí mismo. Si es verdaderamente inconveniente para usted hacer algo, y es claro que no se trata de una urgencia, simplemente diga que no. Debe dejar a un lado el sentimiento de culpa al relacionarse con los demás.

No permita que los demás lo fuercen a hacer algo que realmente no quiere hacer. Diciendo no, uno tampoco se forzará a estar en una situación en la que realmente no quiere estar. Después de que se entienda que una persona siempre está dispuesta a ayudar, pero poniendo en primer lugar sus propios límites, o dejando en claro que no siempre se estará disponible para hacer de todo para todos, y así se podrá ver como los demás no pedirán automáticamente que se haga cosas por ellos

Por cierto, comenzar el hábito de decir que no, puede ser bastante difícil. Pero una vez que se aprende cómo y cuándo decir “no”, se empezará a llevar una vida más fácil. Incluso, podría sentir que, a veces, junto con la palabra “no”, se necesitará dar una explicación. Pues bien, adelante, explíqueles el por qué de la negativa, siempre permitiendo que los demás sepan que usted no tiene inconvenientes en hacerles favores en algunas oportunidades, pero que tiene también una vida propia que le requiere tiempo y esfuerzo.

Ánimo y a intentar vivir de la mejor manera posible.