así somos

Bienvenidos, espero que disfrutéis con la utilidad de este blog.

viernes, 25 de febrero de 2011

AUDIO LIBRO DE TUS ZONAS ERRONEAS, DE WAYNE DYER

Os dejo con esta maravilla y producto de la gran sabiduría para descubrir nuestras zonas erróneas y aprender cómo la vida es lo que nosotros nos proponemos que sea. Escucha los distintos audios y trabájalos de forma adecuada y verás que, cuando miras hacia tí, la vida se te aparece de distinta forma. Este es un gran regalo que quiero compartir con vosotros.

















jueves, 24 de febrero de 2011

ENFOQUE SOBRE EL DUELO Y VIVIR LA PÉRDIDA

En esta dirección http://www.empresaflores.com/04.articulos_06.htm encontré un artículo sobre el duelo y la pérdida que me pareció interesante; unos matices distintos en el enfoque del tema del duelo.

“Nuestra sociedad continúa manteniendo un cierto número de mitos acerca del dolor y el duelo. Estos mitos pueden parecer inofensivos, pero he descubierto que muy pronto llegan a causar dificultades durante el proceso de curación.

Este artículo describe cinco de los mitos más comunes acerca del sufrimiento. Espero que esta información pueda ayudaros a superar estos mitos y a comprender mejor cómo ayudarse a uno mismo y a los demás, a “curarse”.

Mito Nº1: Dolor y duelo son la misma experiencia
La mayoría de la gente tiende a usar las palabras duelo y dolor de forma intercambiable. Sin embargo, hay una diferencia importante entre ellas. Hemos aprendido que la gente se encamina hacia la curación no solamente sufriendo sino también haciendo su duelo.

Está establecido que el dolor corresponde a los pensamientos internos y a los sentimientos que experimentamos cuando muere una persona amada. El duelo, por otro lado, es sacar nuestras experiencias íntimas de dolor y poder expresarlas exteriormente.

En realidad, mucha gente en nuestra cultura sufre, pero no realiza un duelo. En lugar de ser alentados a expresar su dolor externamente, a menudo reciben mensajes tales como “sigue adelante”, “trata de mantenerte ocupado”. Así que tratan de terminar con su sufrimiento en soledad, en vez de hacerlo externamente en compañía de sus seres queridos.

Mito Nº2: Hay una progresión ordenada y predecible en la experiencia del dolor.
Tener períodos de pensamientos similares acerca de la muerte y el dolor ha resultado atrayente para mucha gente. De alguna manera “los períodos de dolor” han ayudado a la gente a darle sentido a una experiencia que no es tan ordenada ni tan predecible como a nosotros nos gustaría que fuera. ¡Si solamente todo fuera tan simple!

El concepto de “período” fue popularizado en 1969 con la publicación de Elizabeth Kubler-Ross en “Sobre la muerte y los moribundos”. Kubler-Ross nunca pretendió que la gente interpretara literalmente sus 5 períodos de agonía. Sin embargo mucha gente hizo justamente eso, no solamente con el proceso de la agonía, sino también con el proceso de pérdida, dolor y duelo.

Una consecuencia de esto es que la gente que rodea a la persona que está de duelo cree que él o ella deberían estar en el “estado 2″ o en el “estado 4″, por ahora. Pero nada puede estar más lejos de la verdad que esto.
Cada persona realiza su duelo de una forma única. No es no predecible, no ordenada. Ni pueden sus diferentes dimensiones ser categorizadas. Solamente nos encontramos en problemas cuando tratamos de ordenar cómo deberían ser las experiencias de duelo y dolor de los demás o cuando tratamos de acomodar nuestro propio dolor dentro de pequeños compartimentos.

Mito Nº 3: Es mejor alejarse del dolor y del duelo en lugar de ir hacia él.
Muchas de las personas que sufren no se dan permiso a sí mismos, o no reciben permiso de los demás para realizar su duelo. Vivimos en una sociedad que a menudo anima a la gente a que se aleje del dolor y no a que se haga cargo de él. Mucha gente ve al dolo como algo que se debe superar y no como algo que se debe experimentar. El resultado es que muchos de nosotros o pasamos el duelo en soledad o tratamos de alejarnos de nuestro dolor.

Aquella gente que continúa expresando su dolor en una forma abierta haciendo su duelo, a menudo es considerada como “débil”, “loca” o “digna de lástima”. El mensaje más común es “tienes que salir y seguir adelante con tu vida”. Resistirse a las lágrimas, sufrir en silencio, y “ser fuerte” son tenidos en cuenta como comportamientos admirables. Mucha gentes que sufre ha internalizado el mensaje de la sociedad que dice que el duelo debería hacerse de una manera silenciosa, rápida y eficiente.

Tal mensaje aprueba la represión de los pensamientos y sentimientos de la persona que está sufriendo. El problema es que el tratar de enmascarar el dolor o tratar de alejarnos de él da como resultado ansiedad y confusión. Con un pequeño, si hay alguno, reconocimiento social del dolor normal del duelo, la gente comienza a pensar que sus pensamientos y sentimientos son anormales. “Pienso que me estoy volviendo loco”, me dicen ellos a menudo.
Ellos no están locos, simplemente están sufriendo. Y con el objeto de recuperarse deben ir hacia delante con su dolor continuando con su duelo, y no tratar de alejarse por medio de la represión y la negación.

Mito Nº 4: Las lágrimas expresando dolor son solamente un signo de debilidad
Desafortunadamente mucha gente asocia las lágrimas, producto del dolor, con un comportamiento inadecuado y con debilidad. Las lágrimas por parte de la persona que está de duelo, a menudo generan sentimientos de impotencia en los amigos, parientes y demás personas que la rodean.

Más que por un deseo de proteger a la persona doliente, los amigos y la familia pueden tratar de detener las lágrimas. Comentarios tales como “Las lágrimas no lo van a traer de vuelta” y “A él no le gustaría que llores”… se oponen a la expresión de las lágrimas.
LLorar es una forma natural de descargar la tensión interna del cuerpo, y le permite a la persona que está de duelo comunicar su necesidad de ser reconfortado. El llanto hace que la gente se siente mejor, emocionalmente y físicamente.
Las lágrimas no son una señal de debilidad. En realidad, son una indicación de la buena voluntad de la persona doliente para hacer el “trabajo del duelo”.

Mito Nº 5: El objetivo es “vencer” tu dolor.
Todos hemos escuchado a la gente preguntar: “¿Todavía te encuentras en esta situación?” ¡Pensar que como seres humanos podemos olvidarnos del dolor, es ridículo! Nunca nos olvidamos de nuestro dolor pero sí podemos llegar a reconciliarnos con él.

No lo resolvemos ni nos recuperamos totalmente de nuestro dolor. Estos términos sugieren un completo retorno a la “normalidad” pero en mi experiencia personal tanto como en la profesional, nuestras vidas han cambiado para siempre por la experiencia del dolor. Par la persona doliente, asumir que la vida va a ser igual que antes de la muerte es irreal y potencialmente perjudicial. Aquellas personas que piensan que el objetivo es “reducir” el dolor, lo pueden convertir en algo destructivo para el proceso de curación.

Las personas que están de duelo, de todas maneras, aprenden a reconciliarse con el dolor. Aprendamos a integrarnos a una nueva realidad que nos lleva hacia delante, continuando con nuestra vida, pero sin la presencia física de la persona fallecida. Con la reconciliación llega un renovado flujo de energía y confianza, habilidad para reconocer completamente la realidad de la muerte, y la capacidad de volver a reincorporarse a las actividades normales de las personas vivas. También llegamos a darnos cuenta que el dolor y el sufrimiento son una parte difícil aunque necesarios de la vida y de los seres vivientes.

A medida que la experiencia de la reconciliación se va descubriendo, también nos damos cuenta de que la vida va a ser diferente sin la presencia de la persona fallecida. Al comienzo nos damos cuenta de esto con nuestra cabeza, y más tarde empezamos a reconocerlo con nuestro corazón. También nos damos cuenta que la reconciliación es un proceso, no un resultado.
La sensación de pérdida no desaparece completamente, pero sí se suaviza, y la angustia intensa causada por el dolor se hace menos frecuente.
Entonces emerge la esperanza de que una vida continúa, mientras somos capaces de hacer un compromiso con el futuro, dándonos cuenta de que la persona fallecida nunca será olvidada, y sabiendo que nuestra propia vida puede y debe seguir hacia delante."

lunes, 21 de febrero de 2011

EMOCIONES Y SENTIMIENTOS

Mujeres y hombres necesitamos expresar deseos, emociones, sentimientos, ideas, pensamientos... Es decir, es crucial e importante poder expresar lo que se siente.


¿Qué son los sentimientos?
Son estados afectivos variables relacionados que tienen que ver con las relaciones amorosas, íntimas e interpersonales, con las relaciones sociales, con el sistema de valores y creencias, y en definitiva, con el mundo afectivo de cada persona. Existen multitud de sentimientos, y no son buenos o malos, simplemente “son, existen, están”; pertenecen a cada uno, y como tal existe total legitimidad para sentirlos así.

Es positivo y recomendable aprender a reconocerlos (tanto los negativos como los positivos), a escucharlos y a expresarlos.

¿Qué son las emociones?
También son estados afectivos, pero menos estables y más intensos que los sentimientos, pues aparecen de forma inminente, como una respuesta del organismo a lo que acontece en el entorno; tienen un componente corporal muy fuerte, como modo de expresión y liberación de las mismas.

Las emociones y los cajones de Rol social
En la medida que se reconocen y expresan las emociones y sentimientos, Hombres y Mujeres se sentirán más libres y se estimaran más. Además, utilizaran mejor estas expresiones afectivas, pues existen maneras sanas o insanas de funcionar a nivel sentimental.
Como en todos los ámbitos de la vida, en éste tema también existen diferencias de género, los llamados Estigmas sentimentales: “ los hombres no lloran, no expresan sus sentimientos, sus miedos… ” o “ las mujeres son débiles, lloran por todo, son muy cursis…”Los roles masculinos impiden que los hombres tomen contacto con sus emociones y sentimientos, así como los roles femeninos harán que las mujeres se hagan cargo de sus emociones, las expresen y las reivindiquen.

Emociones y Sentimientos
Al interrelacionar las emociones con los sentimientos, los psicólogos sugieren que se debe tener muy claro: que el límite entre los sentimientos y las emociones es muy sutil y es difícil detectar cuando pasamos de uno a otro. Sin embargo, existen características particulares en ambos que los diferencian.

Los sentimientos se mueven entre extremos opuestos (placer-dolor, amor-odio, esperanza-desesperanza); son profundos o superficiales y perdurables en el tiempo. Esta última característica los separa por completo de las emociones, que se distinguen por sus notas de gran intensidad y momentaneidad. Las emociones, por su parte, son un estado de ánimo caracterizado por una conmoción orgánica consiguiente a impresiones de los sentidos, ideas o recuerdos. Una emoción viene acompañada de una respuesta afectiva de gran intensidad, que sobreviene bruscamente e invade la psique de una persona y suele estar acompañada de reacciones neurovegetativas. En su fase inicial, las emociones se asemejan entre sí, independientemente de las circunstancias que las generen (una mala noticia, un momento de intensa alegría, etc.)

Las reacciones son más o menos similares: Sudor frío, temblores, respiración rápida, palpitaciones, secreciones hormonales internas, como el aumento en la producción de adrenalina. Se producen también fenómenos expresivos como gritos y sollozos. Se perturba el tono afectivo habitual, se altera el ritmo de los pensamientos y se pierde, en algunos casos, el control de los actos. En las emociones muy violentas, se liberan los sentimientos reprimidos, reaparecen modos primitivos donde el sujeto puede expresar palabrotas y hasta realizar gestos brutales.

En consecuencia, podemos reconocer en toda emoción dos componentes bien diferenciados. Por un lado, un componente cualitativo que se expresa mediante la palabra que utilizamos para describir la emoción (amor, amistad, temor, inseguridad, etc.) y que determina su signo positivo o negativo pero de manera relativa. Por otro lado, toda emoción posee un componente cuantitativo que se expresa mediante palabras de magnitud (poco, bastante, mucho, gran, algo, etc.), tanto para las emociones positivas como negativas. El cuadro siguiente trata de reflejar estos dos componentes de toda emoción.

¿Las emociones positivas son buenas y las emociones negativas son malas?
Las emociones son el lenguaje con nuestro interior; cuando estamos enojados, tristes, deprimidos, alegres, centrados, felices, enfermos… es nuestro interior que nos habla y las emociones positivas y negativas serán buenas o malas dependiendo la situación en la que nos encontremos.
Las emociones positivas no son buenas en lo absoluto y las emociones negativas no son malas en lo absoluto.

Ejemplos:
• Me siento bien por haberle pegado a fulanito
• Me siento mal por no haber entregado la tarea

¿Cómo influyen los Sentimientos y las Emociones en la toma de decisiones?
A veces las peores decisiones se toman en el peor momento, si estamos deprimidos, enojados, furiosos o inclusive contentos no siempre tomamos la mejor opción; el sentimiento en muchas ocasiones le gana a la razón y de cierta manera la emoción nos controla la realidad.

Es difícil aprender a controlarse en todos los momentos, las personas que se pueden controlar en ciertos ambientes, situaciones y momentos en otros casos parecen estar angustiados, desesperados, ansiosos, fuera de control.
Para poder entendernos, hay que entender que para el individuo que vive en un mundo de muchas sensaciones, demasiados estímulos auditivos, gráficos y táctiles, es fácil perder el control y dejarse llevar, ya sea por la situación, lugar o momento y perder ese control que todos debieran tener y practicar en cualquier circunstancia.

Los primeros pasos en todo proceso de toma de decisiones son los más importantes y existen algunos importantes obstáculos que se presentan inicialmente. Los más comunes son:
• La tendencia a responder ante una situación de manera inmediata
• La tendencia a hacer uso de soluciones que están “disponibles”. La clásica frase de “un clavo saca otro clavo”.
• La tendencia a reaccionar en base a cómo se nos presenta el problema. El médico no solamente toma en cuenta lo que el paciente “le dice” sino que realiza sus propias investigaciones.
• La tendencia a direccionar las decisiones hacia un único objetivo
• La tendencia a confundir los síntomas con los problemas
• La tendencia a evadir realidades

Lo cierto es que no existe una receta única para lograr ese auto control. Algunos respiran profundo, otros se ríen del problema, otros evaden la situación o el momento, otros le dan demasiada importancia. La cuestión aquí es aprender a no ser influenciados negativamente, controlados o manipulados por los sentimientos o las emociones, porque cuando nos gana la emoción, se pierde el control y podemos contagiar a otros a que se descontrolen.

El sistema de toma-de-decisiones que tiene una muy fuerte base racional, se dispara en gran medida a través de los sentimientos y las emociones. Alvar Elbing sugiere como primer paso la habilidad de identificar y aceptar nuestros propios sentimientos, algo que no es tan fácil y sencillo como uno puede suponer, incluyendo tres fases del proceso de auto-conciencia:
• Saber y reconocer lo que uno está sintiendo
• Identificar la probable causa y el referente de nuestros sentimientos.
• Expresar y manifestar nuestros sentimientos en el momento adecuado

No es ningún trabajo sencillo el de analizar nuestro propio comportamiento, es decir, ser sujetos de nuestra propia observación objetiva. George Lomard (“Self-awareness and the scientific method”; Science – 1960) define a la observación “como la capacidad de discriminar / distinguir entre lo que la realidad realmente es y la realidad como uno mismo la ve”.

Hay que saber controlar las propias emociones; el control es diferente a la represión, la cual hace "acumular" tensión sin darle salida. Debemos exteriorizar ciertos sentimientos pero no al grado que nos manipulen, dañen a otros o a nosotros mismos por lo que es conveniente y necesario saber descargarlos adecuadamente.

Una forma muy eficaz para expresarse es anotar en unos diarios personales los sentimientos que uno tiene ante una situación o una persona, para reconocer las propias emociones y sentimientos provocados y saber cómo re-expresarlos. En realidad, las situaciones del pasado pueden ser considerados como un área de aprendizaje y una oportunidad de maduración.
Otra forma de educar al pensamiento es mediante las experiencias ajenas (por ejemplo viendo las emociones en otras personas mediante películas, documentales o fotos).
En el caso del sentimiento negativo provocado por una persona, debemos hacerle ver a la otra persona con el debido respeto, que su actitud no es la mejor y que no es contra ella ese sentimiento, sino por su acción.

Hay situaciones que podemos controlar y son oportunidades, pero hay otras que se encuentran fuera de nuestro alcance y es aquí donde las personas conocen sus limites. Hay personas que se dejan absorber por el momento y se hunden en un “precipicio”, hasta que alguien llega y le brinda una percepción distinta de su situación o problema.
El aprendizaje es capaz de moldear, en definitiva, algunos aspectos importantes de la realidad emocional individual y colectiva.

La manera emocional no se puede mejorar de la noche a la mañana, porque el cerebro emocional tarda semanas y meses en cambiar sus hábitos, no horas y días. Para llegar al punto en que un hábito nuevo reemplaza a otro se requiere cierta práctica. Los estudios clínicos realizados sobre cambios de conducta demuestran que cuanto más tiempo pasa una persona esforzándose por cambiar, más duradero será ese cambio.

miércoles, 16 de febrero de 2011

AMOR Y CRISIS

Una de las características del enamoramiento es que creemos que, tanto nosotros como nuestro amor, permanecerá intacto hasta la eternidad. Sin embargo, nos guste o no, la propia existencia es una sucesión de cambios constantes. Nuestra vida se ve invadida continuamente por acontecimientos que remecen los cimientos de la tranquilidad lograda. Son las crisis, mezcla de temblores con terremotos. Nos conmueven y nos rompen esquemas, hasta que alcanzamos un nuevo equilibrio, que también será temporal. Las crisis, si no sabemos tolerarlas, pueden ser destructivas. Pero si aprendemos a crecer a través de ellas pueden enseñarnos a amar más y mejor.

Una pareja se elige mutuamente en un momento particular de sus vidas, que los distingue por tener ciertos gustos, ideas y valores, así como conflictos y anhelos propios de la etapa en que se encuentran. En la relación se definen roles, tareas y modos de vincularse, donde cada uno se acomoda a las características del otro, potenciando algunos aspectos de sí mismo y postergando otros. El paso del tiempo irá cambiando a los enamorados, pero no siempre en el mismo sentido. Roles que antes se desempeñaron con placer, ahora pueden ahogar. Tareas que se delegaron con gusto en el otro, hoy quizás se quieren recuperar. Lo que primero se vivió como oportunidad, en este momento puede sentirse como un freno. Sin darnos cuenta, todo ha variado.
Con el paso del tiempo vamos cambiando de edad, de talla, de trabajo, de pensamiento, de gustos, pero sin hacer los ajustes en la forma de relacionarnos como pareja. Hasta que un buen día todo comienza a fallar y las insatisfacciones ya no pueden esconderse.

Diferencias que antes no importaban, se transforman en incompatibilidades graves. Lo que antes hacía brotar lo mejor de cada uno, ahora envenena. Los desencuentros pueden llevar al deterioro de la afectividad, a la falta de interés por lo que el otro está viviendo y a la amplificación de sus defectos. O también a sentir que cada día se tiene menos en común, que la pareja impide el propio crecimiento o que se fue quedando atrás. Lo que antes fue amor y pasión, se ha vuelto cariño y rutina. Tapar el sol con un dedo no sirve. Estamos en crisis y hay que enfrentarla.

Toda crisis, aunque parezca una amenaza, es expresión de crecimiento. De la vida que cambia y que nos cambia, y de la dificultad de irse poniendo al día el uno con el otro. Es señal clara de un desajuste que exige transformaciones. Cada relación personal que establecemos hace sacar a la luz algo de lo que somos y dejar otro tanto en las sombras. Una relación sacudida por una crisis no puede quedarse como estaba antes, porque se destruye. Es un seísmo que nos exige mirarnos y rescatar todo lo necesario para restablecer la intimidad y creatividad perdidas. Es una invitación a decirse lo no dicho, a superar el desfase que el tiempo ha provocado y a ponerse las pilas para buscar nuevos puntos de encuentro y seguir creciendo juntos. Es volver a elegirse a pesar de todo.

Muchos quizás no lo logren y busquen otro camino. Sólo deben estar conscientes de que esto no les evitará nuevas crisis. Si el tiempo exige que después de miles de kilómetros recorridos, los automóviles necesiten un ajuste de motor, ¿por qué no habríamos de esperar lo mismo en una relación amorosa?

De un artículo de EUGENIA WEINSTEIN

lunes, 7 de febrero de 2011

PADRES OBEDIENTES, HIJOS TIRANOS

En mis continuas búsquedas de datos y libros que puedan aportar luz a nuestra labor de orientación y terapia familiar, ha llegado a mis manos un pequeño librito del que a continuación os hago una breve reseña. Espero y deseo que os sea de gran utilidad.

“PADRES OBEDIENTES, HIJOS TIRANOS”
Una generación más preocupada por la amistad que por su papel como padres.

Autores: PRADO, E. y AMAYA, A.
Fecha edición: Sevilla, enero de 2005
122 Págs.

(También hay un libro muy parecido del año 2004, escrito por Aldo Naouri, polémico y de bastantes más páginas,titulado PADRES PERMISIVOS, HIJOS TIRANOS)

Reseña:
Los valores de la familia se han transformado drásticamente durante las últimas décadas. Ello ha propiciado la evolución del rol paterno desde unos padres exigentes a otros excesivamente permisivos. Una generación de “padres obedientes”, cuya prole se ha denominado generación de “hijos tiranos” y que se caracteriza por la intolerancia, la apatía, el egocentrismo y por regirse por la “ley del mínimo esfuerzo”, sin aceptar imposiciones de ningún tipo. Las familias han ido reduciendo su número de miembros de forma paulatina y este hecho tiene inconvenientes, pues el niño de las familias pequeñas suele ser individualista y tiende hacia el aislamiento y el hedonismo.

Los padres se preocupan por satisfacer cualquier capricho de sus hijos, y, por tanto, se convierten en “padres obedientes”. Estos “padres obedientes” no imponen reglas por temor a que aquellos “sufran” y se “frustren”, sin valorar las consecuencias que esto puede tener en la formación de los niños. Los “hijos tiranos” son insensibles, egoístas, caprichosos y violentos. Además, presentan un elevado grado de autoestima que no es fruto directo de su esfuerzo personal, sino del excesivo apoyo paterno. El miedo de los padres a que el hijo experimente algún fracaso les impide considerar que se aprende más del error y del fracaso que de los aciertos.

A veces se teme el enfrentamiento de tal manera que es fácil caer en la situación de ser "padres permisivos", los cuales tienen valores altos en cuanto al afecto pero bajos en control. Son cariñosos y emocionalmente sensibles pero ponen pocos límites a la conducta. Sus hijos son con frecuencia impulsivos, inmaduros y descontrolados.

Este libro puede resultar de gran ayuda para padres y educadores, ya que ofrece numerosos consejos útiles que contribuirán a fortalecer la seguridad y la confianza de los niños. Con ello se pretende crear una generación de padres más sabios e hijos más humanos y, en consecuencia, mejorar las relaciones familiares.

jueves, 3 de febrero de 2011

EL RETO DE LOS 21 DIAS

UN MUNDO SIN QUEJAS
Si no puedes cambiarlo, entonces cambia tu actitud..!
Pero no te quejes..!
Agradece(te) lo que tienes en lugar de lamentar(te) lo que no tienes.

CAMBIA LA FORMA DE VER Y SENTIR LAS COSAS, Y LAS COSAS CAMBIARÁN DE FORMA Y SENTIMIENTO PARA TI.

Agradecimiento contra Lamentación
Se trata de una propuesta novedosa para cambiar nuestro chip vital, y distinta a los típicos planteamientos de autoayuda. Una propuesta innovadora para hacer frente a la vida con una actitud totalmente positiva.

El Dr. Viktor. E. Frankl, creador de la Logoterapia decía que: “uno es responsable de lo que hace, de lo que sufre y de lo que ama”; de ahí que la propuesta de Bowen era muy simple: los participantes debían colocarse una pulsera morada con la leyenda «Un mundo sin quejas» y resistir 21 días sin lamentarse por nada ni una sola vez”; así sea "me duele la cabeza" ó "nada me está saliendo bien". Si durante ese periodo los participantes emitían algún lamento, debían cambiarse la pulsera de muñeca y volver a empezar. Los resultados fueron sorprendentes; La mayoría de los participantes logró superar este reto, pero les tomó un mínimo de 5 meses, (un tiempo que evidencia la terrible presencia de la cultura de la queja tan presente en nuestras vidas); y la idea de Bowen, plasmada en su libro (editado por Grijalvo en México), se propagó rápidamente por todo el mundo.

Esta es la historia de la gestación de una idea existencial muy simple, que ayudará a quien acepte el reto a tomar las riendas de su vida.

Un reto que cambiará tu vida y la de tus semejantes.
Ahora te estoy proponiendo yo a ti asumir este reto de 21 días sin quejas, sin lamentos, sin críticas y sin chismes... si lo logras, habrás hecho de tu vida un paraíso en la tierra, como dice Don Miguel Ruiz en sus “Cuatro Acuerdos”. Tendrás mejor ánimo, menos dolores, relaciones más favorables, mayor autoestima, etc. Serás una persona más feliz, más congruente y armoniosa.

¿Crees que puedes aceptar el reto?
Seis millones de personas ya lo han logrado desde 2006 cuando Will Bowen lanzó esta campaña en EEUU. Cada día se suman más personas para lograr un mundo mejor. México ya tiene una organización para apoyar "Un mundo sin quejas".
Muchas personas decían que no se quejaban demasiado, pero con el ejercicio se dieron cuenta que lo hacían unas 20 veces en promedio al día.

Quejarnos se ha convertido en una Pandemia
¿Has notado que siempre hay algo de qué quejarse? El clima, el tránsito, la inseguridad en las calles, las mentiras de los políticos, la salud, el dinero que no alcanza, etc., etc. Lo único que ganamos con la QUEJA es SENTIRNOS PEOR.
"Cuando criticamos, nos quejamos ó juzgamos, estamos emitiendo una energía discordante. Esta energía, de acuerdo a la Ley de Atracción, será devuelta a nosotros pero multiplicada. Esto alimenta aquello de lo que nos quejamos y lo hacemos más grande"

(Ejemplo: si dices: “estoy mal, estoy mal, estoy mal”, atraerás justamente lo que pediste: estar mal).

Con la queja te conectas con campos de baja energía que te debilitan, te hacen vulnerable a enfermedades, conflictos sociales y carencias. Por el contrario, si hablas de GRATITUD te conectas a campos de ALTA energía, en los niveles donde se desarrolla el poder personal.

Mi propuesta es simple:

ABANDONAS LA QUEJA Y TE LLENAS DE GRATITUD...

Así que mantén una observación especial de tus pensamientos y palabras y cada vez que te descubras quejándote, expresa un agradecimiento a la vida, al trabajo, a la salud... ó a cualquier cosa que puedas agradecer de corazón... siempre tendrás algo para agradecer. Cada vez que emitas una queja tendrás que volver a empezar la cuenta de los 21 días desde uno.
Si pienso una queja ó crítica pero no la digo, ¿También cuenta?
Por suerte NO. Sólo las palabras que salen de tu boca son las que cuentan en esta primera etapa del ejercicio.
Quienes lo han logrado reconocen que no es para nada fácil, pero después de las tres semanas, ó más, que tardes en lograr la meta, dejarás inclusive de criticar con la mente.

¡Adelante!... acepta el reto... demuéstrate que SÍ puedes, y vive la responsabilidad de la GRATITUD como una experiencia que se "siente"... y asciende a un mayor nivel de conciencia y despertar, donde el panorama de la vida será más amplio y amable contigo.

No hace falta que te pongas una pulsera morada como la que propone Bowen, utiliza tu reloj de pulsera, ó una moneda, ó una piedrita en el bolsillo ó algún objeto pequeño y sencillote de tu elección que puedas portar contigo durante el día, y que, con su presencia, te esté recordando tu compromiso personal de no quejarte. Será una especie de “testigo silencioso” que te observará y recordará constantemente. Y será de gran utilidad para “aprender a darnos cuenta” de todas las veces que nos quejamos. No hay que darle fuerza a la queja, simplemente cambias la pulsera de brazo ó la piedra de bolsillo y ya. Lo importante es darnos cuenta, no culparnos. Y a comenzar de nuevo hasta llegar a los 21 días.

Rompamos esas “ideas lastre” tales como: “valle de lágrimas”, “para sufrir venimos a este mundo”, “unos nacen con estrella y nosotros estrellados” y perdamos el miedo a la libertad de ser responsables de lo que hagamos, de lo que suframos y de lo que amemos.

¿Por qué 21 días?
Los científicos y los expertos en conducta humana dicen que toma 21 días crear un hábito. Nos tomará 21 días dejar el hábito de la queja y formar el nuevo habito de ser RESPONSABLES DE NUESTRA GRATITUD