Revisando documentación sobre Asertividad en mi
despacho he encontrado un escrito, una carta que en su momento solicité a un
paciente que escribiera a su pareja.
Recuerdo la tristeza, el enfado, el difícil control
de impulsos que manifestaba cada vez que abordábamos el tema que le trajo a
consulta de Orientación y que fácilmente
deduciréis al leer lo que después os expondré.
Había amor, sí, relación de ayuda y cooperación
como pareja, pero a la hora de enfocar lo que se sentía se entraba en una “pelea”
y se llegaba a rutas intransitables y calles sin salida, dando a la relación
unos tintes de insostenibilidad que rayaba en la necesidad de dejarse el uno al
otro. Pero tras unas diez sesiones, nuestro protagonista fue capaz de poder
enfocar su problema desde otra perspectiva con bastante menos agresividad y
enviar a su “amada mujer”, como él la llamaba y sentía, la siguiente carta.
Espero que la sepáis entender, analizar y juzgar. Obsérvese cómo intenta
utilizar mucho los “mensajes yo”, menos agresivos que los “mensajes tú”.
“Septiembre de 2012
Cariño:
estas situaciones no hacen más que repetirse y yo no sé qué hacer. Lo intento,
lo reintento, lo vuelvo a intentar con el único objetivo de no perderte porque
eres una de las personas más importantes de mi vida y la mujer que hace que mi
vida se llene de cosas, tanto buenas como menos buenas. Aunque al final lo
importante es que mi vida sin ti no es la misma ni por asomo, pero me gustaría
que de una vez intentaras entenderme y dejaras de mirarte tu ombligo y
esconderte detrás de tus miedos ancestrales (y lo entiendo).
Es cierto
que no me encuentro nada bien porque no veo que nada avance…nada veo diferente
y me siento abocado a un más de lo mismo que me coarta mi forma de ser y de
actuar. Te entiendo muy bien y por eso, a pesar de estar sumamente triste, no
tengo ni rencor ni enfado contigo, aunque sí una frustración que va más allá de
mí mismo.
Si quiero
disfrutar de mi tiempo contigo he de irme a tu terreno, a ese terreno en el que
todo son responsabilidades con los demás, problemas, hacer la vida fácil a los
otros, desvivirse por aquel que lo reclama y siempre estar preparado para salir
pitando cuando alguien tiene un problema y nos avisa. Parece que el cosmos hace
que atraigamos los problemas y olvidemos que la vida también nos pertenece y
tenemos un derecho a vivirla sin interferencias…disfrutar, soñar, vivir…, sí,
pero ¿cómo?
Tengo las
sensaciones que estoy tirando momentos, desperdiciando sueños porque si quiero
soñarte ha de ser en tu propio palacio. Mi espacio y lo mío no te llena en
absoluto y esto junto a tu miedo, que entiendo, hace que “me arrastres” a ser
una derivación tuya, como si yo no tuviera vida y el sentido a ella se lo
pusieras tú. No veo
futuro así y cuando no entiendo las cosas y por mucho que lo intente la
respuesta es la misma, sigo sin entender, sin comprender nada y esta visión me
descompone porque haga lo que haga todo sigue exactamente igual, con la
diferencia de que cada vez estamos más en la forma de tu vida y me siento
arrastrado a ser en ti, y no soporto esa sensación.
Eres muy
buena, cariño, pero creo que estás equivocada y los demás te necesitan tanto y
tú a ellos que yo no quepo ahí.
No tenemos
una relación de igualdad…A tu lado ha de ser sumisión, aceptación y la única
que organiza, la líder de la manada, la
Mamá , tienes que ser tú y eso yo no lo concibo así porque no
puede ser que cada vez tengas más hermanos pequeños, más hijos, más de todo y
no quede espacio para pensar en otra cosa que no sea trabajar y vivir para los
demás. Esto es muy triste.
Te quiero
y a estas alturas deberías saberlo, pero parece que no es así. No te lo crees y
siempre me das la sensación de que lo que sientes es que quiero apoderarme de
ti y que más que amigo soy un enemigo que has de mantener a distancia para que
no te haga daño. NO es justo y aunque digas que no es nada como yo estoy
diciendo, míralo, obsérvalo bien y verás como algo de razón tengo.
Tu miedo
te distancia de mí y a mí de ti, pero te quiero y mi corazón se destroza cuando
piensa que no puedo verte y no podré estar el resto de mi vida contigo porque
parece imposible.
Tenemos
vida, tenemos la edad, tenemos la oportunidad y somos (o deberíamos ser a pesar
de las responsabilidades pero no tantas, por Dios) libres para actuar y poder
ser el nosotros que tanto ansío. Siento mucho no poder ver las cosas como tú y
decir sí a todo porque aunque sería un pelele que al final no te gustaría, a
corto plazo y a medio tú serías feliz y yo también, pero no puedo, aunque te
quiero y te querré toda mi vida.
Esta
mañana necesitaba verte, saber que estabas bien y mirar tu cara y rozar tus
labios. Lo necesito más veces de las que te imaginas, pero hay muchas sombras
que se yerguen ante nosotros; unas las pones tú y otras yo, pero existen. ¿Es
que no tenemos suficiente luz como para disminuir esas sombras tan malvadas?
¿Es que no podemos llegar a acuerdos tan fuertes y buenos para ambos que nos
hagan disfrutar de la felicidad? ¿Es que tu negativismo ante muchas cosas no
podrá atenuarse y ver lo positivo de las muchas cosas que nos rodean?
Mi vida es
mucho más estrecha sin ti porque sé que te amo y me despiertas todo tipo de
sensaciones. Te quiero, cariño, pero mi tristeza está dando unos pasos
extremadamente grandes y no quiero entrar en ese camino. Te necesito pero no
puedo dejar de ser yo y expresarte lo que mi corazón y mi alma sienten. Te amo,
cielo mío.
Conociéndote
como te conozco sé que vas a intentar rebatir punto por punto lo que te digo
aquí, pero no creo ese sea el camino. Intenta hacer algo diferente…algo que te
ayude, que nos ayude.
¡Quién sabe
qué pasará!”
Juan José López Nicolás. O.F.
No hay comentarios:
Publicar un comentario