1. ¿Cuándo hay que acudir a una terapia de pareja?
Cuando la relación empieza a deteriorarse y se piensa
seriamente que no se aguanta más y no se ve salida, es el momento de plantearse
la posibilidad de que alguien ajeno y profesional, con perspectiva y distancia,
pueda echar una mano. La posibilidad de
la separación está siempre ahí, pero hay que tener en cuenta que es muy
dolorosa, sobre todo cuando hay hijos pequeños.
La terapia de pareja es cosa de dos y normalmente es
uno el que da la voz da alarma y el otro, al menos, tiene que estar dispuesto a
colaborar. Si no es así, el que ve el problema todavía puede acudir al
profesional, que podrá ayudar aunque, lógicamente con menos capacidad de
maniobra. El principal handicap en el fallo de la terapia de pareja es que se
acude al profesional cuando ya no hay solución o se está muy enquistado en
posiciones totalmente rígidas y de los dos, uno cree en las posibles soluciones
y el otro piensa que no forma parte del problema.
2. ¿Ha aumentado el número de parejas que solicita
estos servicios? Si es así, ¿a qué se debe?
Efectivamente, hay un aumento substancial los últimos
años. Entre los factores que influyen está el hecho de que se ha avanzado muy
positivamente en la libertad para plantear las quejas en la pareja, y que la
terapia de pareja ha demostrado su eficacia en los últimos años y se tiene cada
vez más confianza en la labor profesional de los orientadores y terapeutas
familiares.
3. ¿Cuáles son los problemas más frecuentes que
presentan estas parejas?
El fallo en la comunicación es el más frecuente. Engancharse en discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución. También puede ocurrir lo contrario, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral frenética que se lleva contribuye tremendamente a ello; la diferencia de expectativas también lleva a grandes “batallas campales.”
El fallo en la comunicación es el más frecuente. Engancharse en discusiones inútiles y destructivas en las que se hace sufrir y se sufre tremendamente sin llegar a ninguna solución. También puede ocurrir lo contrario, no se hablan ni se comunican y la relación va muriendo. La vida laboral frenética que se lleva contribuye tremendamente a ello; la diferencia de expectativas también lleva a grandes “batallas campales.”
Otro problema frecuente es la falta de aceptación de
las peculiaridades del otro. La sociedad nos enseña a luchar por nuestros
deseos, y a veces eso se lleva a un extremo en la pareja, mientras que un poco
de aceptación del otro nos puede conducir a una mayor felicidad, dándonos
cuenta de todos sus valores y no solamente del aspecto que nos gustaría
cambiar.
4. ¿Cómo se actúa si un miembro de la pareja no
colabora? ¿la mujeres suelen ser más colaboradoras y los hombres más
reticentes?
A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, porque tienen una capacidad mucho mayor para compartir sus sentimientos y emociones y también para pedir ayuda. Sin embargo, una vez iniciada la terapia, cuando se rompen las primeras barreras, el hombre está tan interesado como la mujer, de hecho la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.
A la hora de acudir a la terapia, lo hacen más fácilmente las mujeres, porque tienen una capacidad mucho mayor para compartir sus sentimientos y emociones y también para pedir ayuda. Sin embargo, una vez iniciada la terapia, cuando se rompen las primeras barreras, el hombre está tan interesado como la mujer, de hecho la dependencia emocional del hombre hacia su pareja suele ser mucho más grande que la de la mujer.
5. ¿Cuántas sesiones suelen ser necesarias? ¿Cuánto
suele costar una sesión?
La duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta y por tanto depende de cada uno de ellos, del cariño que todavía queda entre ellos, etc. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras veces es necesaria una terapia más profunda. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y luego una conjunta, duran entre una hora y hora y media, lo que las hace más costosas que las sesiones individuales.
La duración de cualquier terapia depende del problema que se presente. Hay que tener en cuenta que la terapia la hacen los pacientes y no el terapeuta y por tanto depende de cada uno de ellos, del cariño que todavía queda entre ellos, etc. A veces basta con un par de sesiones para poner las cosas en su sitio, otras veces es necesaria una terapia más profunda. Las sesiones se suelen desarrollar con entrevistas individuales y luego una conjunta, duran entre una hora y hora y media, lo que las hace más costosas que las sesiones individuales.
6. ¿Cómo se desarrollan las sesiones? ¿Siempre se
hacen con los dos miembros de la pareja o hay sesiones individuales?
La terapia supone que cada uno tiene que hacer cambios
en su comportamiento, que es la vía para lograr un progreso interior profundo.
El seguimiento y apoyo para esos cambios se hace en sesiones individuales con
cada miembro y luego en las sesiones conjuntas se pone en común el avance que
se va dando. En ocasiones se da un problema psicológico en alguno de los
componentes de la pareja que necesita terapia personal y distinta en algunos
matices, que puede hacer el propio terapeuta, otro profesional o el psicólogo.
Esto es abundar el algo que nosotros queremos e intentamos llevar a cabo, que
es el tratamiento multidisciplinar, si es necesario.
7. ¿Se trata sólo de hablar de los problemas o la
pareja ha de realizar ejercicios prácticos? ¿Puede dar algún ejemplo?
Los cambios son de comportamiento, de actitudes, por
lo tanto no se trata solo de hablar, hay que poner en práctica lo necesario
para poder convivir y disfrutar uno del otro. Un ejemplo muy frecuente es
enseñar a la pareja cómo discutir, qué se puede decir y cómo, lograr no
callarse nada, pero sin hacer daño al otro. Aprender a plantear problemas de
forma que se llegue a soluciones y no a discusiones estériles. Esto tiene su
técnica y se aprende en las sesiones de terapia y se practica en casa.
8. ¿Cuál es la efectividad de este recurso?
Los datos indican que la gran mayoría de las parejas
que acuden a terapia, alrededor del 75% informan de una mejora en la
satisfacción matrimonial. Cuando se llega solamente para que no diga nadie que
no se ha probado todo, la efectividad es mucho menor. Quiere esto decir que un
elemento primordial en el comienzo de la Orientación Terapéutica es la
VOLUNTAD, EL CONVENCIMIENTO. Sin una voluntad inicial por parte del cliente que
mueva la necesidad de cambiar o adaptar las situaciones para mejorar la
relación, es imposible que la terapia haga su efecto positivo. Es
contraproducente ir “obligado” a las sesiones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario